Casi todas las sociedades latinoamericanas ya tomaron una decisión para reconocer a las parejas del mismo sexo

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Llegó la hora

Las parejas del mismo sexo exigen una respuesta a la sociedad, y que esta se traduzca en derechos escritos en una ley.
Ya años atrás, las mujeres lucharon por sus derechos y hoy son reconocidas en la sociedad. Igual sucedió cuando temas de raza, etnia o religión dividieron a las personas discriminando a quienes fueran distintos a la mayoría.
Culturalmente nos vanagloriamos de la democracia, libertades y derechos de nuestra sociedad, que si bien es pequeña exaltamos por justa.
La convivencia entre personas del mismo sexo es algo que ya no se puede esconder, es una realidad mundial y nuestro país debe tomar una decisión respecto a sus derechos.
Creemos que ya la creencia de que la homosexualidad es una enfermedad es un pensamiento tan arcaico como sugerir que las mujeres y los hombres son distintos en su capacidad intelectual.
Tampoco es posible sugerir que deben vivir aparte de las parejas heterosexuales, porque sería repetir el error del apartheid, indistintamente de quien sea mayoría.
La humanidad tuvo grandes pensadores que fueron homosexuales, entre los cuales en algún momento se ha mencionado a Aristóteles, Alejandro Magno y Leonardo da Vinci, por citar algunos.
En las familias ya es común que un miembro o persona muy cercana prefiera a un igual por pareja, aspecto que ha venido equiparando la balanza y abriendo el espacio para discutir qué es socialmente aceptable.
La Asamblea Legislativa debe tomar una decisión que no polarice aún más a la sociedad, que tampoco promueva la discriminación.
Obviar el cambio sería una medida retrógrada, cuando el mundo cada vez les cobija bajo el reconocimiento legal y marcando las pautas de lo que puede aceptar cada sociedad.
En cambio, dejar el tema debajo del tapete es ignorar una orden que la Sala Constitucional dio; legislar en esta materia y lo hizo siete años atrás. Y la sociedad necesita respuestas.