IMPUESTOS BUENOS, GOBIERNOS DEFICIENTES
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Miércoles 19 enero, 2011
Plan tributario es bueno, pero inadecuado
IMPUESTOS BUENOS, GOBIERNOS DEFICIENTES
Público no sabe qué hacen los gobiernos con su dinero
Fernando Herrero quiere que Costa Rica sea un país del primer mundo.
En las naciones más ricas y exitosas, el contribuyente normalmente paga más impuestos, lo que hace en Costa Rica.
Un país del primer mundo en general, también tiene un sistema tributario fácil de operar y que evita la distorsión de inversiones en diferentes sectores de la economía.
La propuesta, que el Ministro de Hacienda presentó el pasado lunes al Congreso, en gran medida trata con eficacia estas cuestiones.
Pero las leyes fiscales por sí solas, no importa lo bien diseñadas que sean, no hacen de este un país rico y exitoso.
Si Herrero espera que su programa de impuestos sea aprobado, tendrá que demostrar que su Ministerio puede reducir la evasión fiscal.
También se necesita la cooperación de los otros poderes del Estado, para demostrar que el sector público tiene planes serios y específicos para invertir con eficacia, el dinero que los contribuyentes le dan.
El programa que el Ministro presentó el lunes al Congreso, probablemente será modificado.
La propuesta de que la mayoría de los servicios de educación privada, así como los médicos cobren el impuesto al valor agregado (IVA) es casi seguro que sea atacada, aunque solo sea porque estos sectores no están sujetos al pago de este tipo de gravamen en cualquier país desarrollado.
Ampliar el número de operaciones que estarían sujetas al IVA y al mismo tiempo aumentar la tasa impositiva del 13% al 14%, sería un doble golpe a los contribuyentes.
Pero Herrero puede estar dispuesto a hacer concesiones diversas, como parte de las negociaciones para obtener el proyecto de ley aprobado.
En general, la propuesta del Ministro es buena.
Uno de los elementos principales del plan consiste en aumentar el número de empresas que cobran el IVA, incluyendo el transporte privado, medios de comunicación electrónicos y varios alimentos y bebidas.
Un IVA de base amplia le entregaría al gobierno importantes cantidades de ingresos.
También reduciría la distorsión en la economía.
Actualmente los consumidores pagan el IVA cuando compran los productos, excepto los de necesidades básicas.
Pero mientras que algunos servicios actualmente cobran el IVA, otros muchos no lo hacen.
Esto distorsiona los incentivos económicos.
El hecho de que algunos sectores cobren menos que otros, significa que consumidores e inversores a menudo toman decisiones que favorecen a estos sectores, no porque sean más eficientes, sino simplemente porque el costo final es más atractivo.
Las nuevas normas hacen que la gente y las empresas paguen el impuesto sobre ganancias en bienes de capital, tal como lo hacen en la mayoría de los países desarrollados.
Si se gestiona adecuadamente, un gravamen tal es una manera efectiva de aumentar los ingresos del gobierno.
También tiende a ser progresivo, en el sentido de que quienes tienen ganancias de capital son en muchos casos ricos.
Bajo el sistema propuesto, una persona que vende un activo pasivo tendría que pagar el 15% de las ganancias, ajustadas por inflación.
Un tercer componente importante de las reglas propuestas también haría que el sistema sea más simple y más justo, al gravar todos los ingresos por intereses a una tasa única del 15%.
En la actualidad, los intereses devengados pagan diferentes tasas impositivas, dependiendo de la fuente.
El programa de Herrero puede ser una buena idea.
Pero a menos que el Ministro y el gobierno del cual forma parte, puedan demostrar que harán que los evasores paguen su cuota de los gastos nacionales, y que el sector público puede efectivamente administrar sus ingresos, tendrán dificultades para conseguir la aprobación de las nuevas reglas.
Uno de los mayores problemas de las administraciones anteriores, ha sido la dificultad para reducir la evasión.
Cada año, decenas de miles de empresas informales incumplen la ley con impunidad.
Perversamente, la corrupción entre los recaudadores de impuestos del gobierno propio, en áreas tales como administración de aduanas, se suma al problema.
A pesar de las repetidas promesas de mejorar la recaudación, nada o poco ha sucedido.
Por cierto, en el periodo 2005-2009, los ingresos fiscales como porcentaje del valor de la producción nacional, casi no variaron.
Para solucionar este problema, Hacienda necesita más auditores mejor capacitados, que capturen evasores en el sector privado, junto con los funcionarios corruptos.
La creación de un fuerte equipo de auditoría llevaría años, que Herrero no tiene.
Pero incluso un buen comienzo para un programa de esta índole crearía un apoyo adicional para su plan de impuestos.
Otro gran problema que Herrero enfrenta es convencer a los contribuyentes de que el gobierno puede gastar su dinero de forma productiva.
Una transferencia de los recursos del sector privado al público puede ser loable.
La mayoría de los países exitosos del mundo —en términos de esperanza de vida, opciones laborales e ingresos por persona— tiene altas tasas impositivas.
Al mismo tiempo, estos países cuentan con administraciones públicas eficientes.
En Costa Rica, es difícil medir la eficiencia del sector público, en parte porque los gobiernos en general han tendido a operar bajo la creencia de que no tienen ninguna obligación de informar al público cómo gastan su dinero.
Una de las razones principales por las que el Estado necesita más ingresos, se debe a que en 2010, el Congreso aprobó aumentar el financiamiento de la educación pública, con el 8% del valor de la producción nacional, en comparación con el 6% de los años anteriores.
Invertir en educación es, en principio, una buena idea, sobre todo en un país en el que muchas de sus escuelas carecen de herramientas básicas, tales como computadoras, libros, y —en algunos casos— incluso pupitres.
Pero Costa Rica no se transformará en una nación del primer mundo, hasta que los estudiantes se desempeñan mejor en matemáticas, ciencias, informática e inglés.
Mientras tanto, el Ministerio de Educación no ha revelado ningún plan comprehensivo para mejorar la calidad de la enseñanza en estas áreas, a pesar de que según el incremento aprobado, los costarricenses tendrán que pagar más de $600 millones al año en impuestos adicionales.
Los aumentos en el gasto en otros servicios públicos podrán ser inferiores a los de la educación.
Sin embargo, diversas administraciones han demostrado ser comunicadores pobres en todas esas áreas.
Si Costa Rica quiere ser un país del primer mundo, necesitará no solo impuestos, sino ministerios e instituciones que divulguen informes anuales incluidos los estados financieros explicando lo que están haciendo con el dinero, que el público les confía.
Fred Blaser
Co-Presidente, RMG
IMPUESTOS BUENOS, GOBIERNOS DEFICIENTES
Público no sabe qué hacen los gobiernos con su dinero
Fernando Herrero quiere que Costa Rica sea un país del primer mundo.
En las naciones más ricas y exitosas, el contribuyente normalmente paga más impuestos, lo que hace en Costa Rica.
Un país del primer mundo en general, también tiene un sistema tributario fácil de operar y que evita la distorsión de inversiones en diferentes sectores de la economía.
La propuesta, que el Ministro de Hacienda presentó el pasado lunes al Congreso, en gran medida trata con eficacia estas cuestiones.
Pero las leyes fiscales por sí solas, no importa lo bien diseñadas que sean, no hacen de este un país rico y exitoso.
Si Herrero espera que su programa de impuestos sea aprobado, tendrá que demostrar que su Ministerio puede reducir la evasión fiscal.
También se necesita la cooperación de los otros poderes del Estado, para demostrar que el sector público tiene planes serios y específicos para invertir con eficacia, el dinero que los contribuyentes le dan.
El programa que el Ministro presentó el lunes al Congreso, probablemente será modificado.
La propuesta de que la mayoría de los servicios de educación privada, así como los médicos cobren el impuesto al valor agregado (IVA) es casi seguro que sea atacada, aunque solo sea porque estos sectores no están sujetos al pago de este tipo de gravamen en cualquier país desarrollado.
Ampliar el número de operaciones que estarían sujetas al IVA y al mismo tiempo aumentar la tasa impositiva del 13% al 14%, sería un doble golpe a los contribuyentes.
Pero Herrero puede estar dispuesto a hacer concesiones diversas, como parte de las negociaciones para obtener el proyecto de ley aprobado.
En general, la propuesta del Ministro es buena.
Uno de los elementos principales del plan consiste en aumentar el número de empresas que cobran el IVA, incluyendo el transporte privado, medios de comunicación electrónicos y varios alimentos y bebidas.
Un IVA de base amplia le entregaría al gobierno importantes cantidades de ingresos.
También reduciría la distorsión en la economía.
Actualmente los consumidores pagan el IVA cuando compran los productos, excepto los de necesidades básicas.
Pero mientras que algunos servicios actualmente cobran el IVA, otros muchos no lo hacen.
Esto distorsiona los incentivos económicos.
El hecho de que algunos sectores cobren menos que otros, significa que consumidores e inversores a menudo toman decisiones que favorecen a estos sectores, no porque sean más eficientes, sino simplemente porque el costo final es más atractivo.
Las nuevas normas hacen que la gente y las empresas paguen el impuesto sobre ganancias en bienes de capital, tal como lo hacen en la mayoría de los países desarrollados.
Si se gestiona adecuadamente, un gravamen tal es una manera efectiva de aumentar los ingresos del gobierno.
También tiende a ser progresivo, en el sentido de que quienes tienen ganancias de capital son en muchos casos ricos.
Bajo el sistema propuesto, una persona que vende un activo pasivo tendría que pagar el 15% de las ganancias, ajustadas por inflación.
Un tercer componente importante de las reglas propuestas también haría que el sistema sea más simple y más justo, al gravar todos los ingresos por intereses a una tasa única del 15%.
En la actualidad, los intereses devengados pagan diferentes tasas impositivas, dependiendo de la fuente.
El programa de Herrero puede ser una buena idea.
Pero a menos que el Ministro y el gobierno del cual forma parte, puedan demostrar que harán que los evasores paguen su cuota de los gastos nacionales, y que el sector público puede efectivamente administrar sus ingresos, tendrán dificultades para conseguir la aprobación de las nuevas reglas.
Uno de los mayores problemas de las administraciones anteriores, ha sido la dificultad para reducir la evasión.
Cada año, decenas de miles de empresas informales incumplen la ley con impunidad.
Perversamente, la corrupción entre los recaudadores de impuestos del gobierno propio, en áreas tales como administración de aduanas, se suma al problema.
A pesar de las repetidas promesas de mejorar la recaudación, nada o poco ha sucedido.
Por cierto, en el periodo 2005-2009, los ingresos fiscales como porcentaje del valor de la producción nacional, casi no variaron.
Para solucionar este problema, Hacienda necesita más auditores mejor capacitados, que capturen evasores en el sector privado, junto con los funcionarios corruptos.
La creación de un fuerte equipo de auditoría llevaría años, que Herrero no tiene.
Pero incluso un buen comienzo para un programa de esta índole crearía un apoyo adicional para su plan de impuestos.
Otro gran problema que Herrero enfrenta es convencer a los contribuyentes de que el gobierno puede gastar su dinero de forma productiva.
Una transferencia de los recursos del sector privado al público puede ser loable.
La mayoría de los países exitosos del mundo —en términos de esperanza de vida, opciones laborales e ingresos por persona— tiene altas tasas impositivas.
Al mismo tiempo, estos países cuentan con administraciones públicas eficientes.
En Costa Rica, es difícil medir la eficiencia del sector público, en parte porque los gobiernos en general han tendido a operar bajo la creencia de que no tienen ninguna obligación de informar al público cómo gastan su dinero.
Una de las razones principales por las que el Estado necesita más ingresos, se debe a que en 2010, el Congreso aprobó aumentar el financiamiento de la educación pública, con el 8% del valor de la producción nacional, en comparación con el 6% de los años anteriores.
Invertir en educación es, en principio, una buena idea, sobre todo en un país en el que muchas de sus escuelas carecen de herramientas básicas, tales como computadoras, libros, y —en algunos casos— incluso pupitres.
Pero Costa Rica no se transformará en una nación del primer mundo, hasta que los estudiantes se desempeñan mejor en matemáticas, ciencias, informática e inglés.
Mientras tanto, el Ministerio de Educación no ha revelado ningún plan comprehensivo para mejorar la calidad de la enseñanza en estas áreas, a pesar de que según el incremento aprobado, los costarricenses tendrán que pagar más de $600 millones al año en impuestos adicionales.
Los aumentos en el gasto en otros servicios públicos podrán ser inferiores a los de la educación.
Sin embargo, diversas administraciones han demostrado ser comunicadores pobres en todas esas áreas.
Si Costa Rica quiere ser un país del primer mundo, necesitará no solo impuestos, sino ministerios e instituciones que divulguen informes anuales incluidos los estados financieros explicando lo que están haciendo con el dinero, que el público les confía.
Fred Blaser
Co-Presidente, RMG