Gastronomía y puntualidad
| Viernes 17 agosto, 2012
Gastronomía y puntualidad
¡Ya sinceramente raya a desconsideración! ¿Cómo es posible que en Costa Rica no haya evento en que alguna gente (la mayoría) llegue tarde? ¡Qué vergüenza! ¿Qué nos pasó?
O llegan tarde o no llegan del todo, pero ni siquiera llaman para comunicarlo. En gastronomía este es un hecho que nos hiere, pues afecta la calidad de la comida. Pero viendo el asunto más a fondo, en efecto hay una relación directa entre ese comportamiento y lo que hoy tenemos como país.
La falta de respeto hacia los anfitriones es total, el desparpajo mayúsculo y la concha todavía más. Pero cuidado el que se queja, “mae, no sea sapo”, pareciera estar escuchando, “no se estrese”… la vida es corta.
La ausencia de sensibilidad hacia las necesidades de los demás pareciera ser la moda, con razón ahora desconfiamos de todos, pues pareciera que solo llegarían temprano si la conveniencia es directa y clara.
Si no, la excusa de rigor: la presa. La gastronomía no debe de esperar, las temperaturas hacen su efecto en las comidas mientras los desconsiderados impuntuales van apareciendo progresivamente interrumpiendo la secuencia de los actos y el maravillosos ritual de la armonía alrededor de una mesa cuando esta está completa.
Recomiendo iniciar siempre los eventos a la hora, así el impuntual sea quien sea y que pague por la vía de la vergüenza (de esto dudo). En esta corta vida si bien la tolerancia debe de desarrollarse, a veces es necesario pegar el grito al cielo, al final creo en la esperanza de un mundo mejor y puntual.
¡Buen provecho y hasta la próxima semana!
¡Ya sinceramente raya a desconsideración! ¿Cómo es posible que en Costa Rica no haya evento en que alguna gente (la mayoría) llegue tarde? ¡Qué vergüenza! ¿Qué nos pasó?
O llegan tarde o no llegan del todo, pero ni siquiera llaman para comunicarlo. En gastronomía este es un hecho que nos hiere, pues afecta la calidad de la comida. Pero viendo el asunto más a fondo, en efecto hay una relación directa entre ese comportamiento y lo que hoy tenemos como país.
La falta de respeto hacia los anfitriones es total, el desparpajo mayúsculo y la concha todavía más. Pero cuidado el que se queja, “mae, no sea sapo”, pareciera estar escuchando, “no se estrese”… la vida es corta.
La ausencia de sensibilidad hacia las necesidades de los demás pareciera ser la moda, con razón ahora desconfiamos de todos, pues pareciera que solo llegarían temprano si la conveniencia es directa y clara.
Si no, la excusa de rigor: la presa. La gastronomía no debe de esperar, las temperaturas hacen su efecto en las comidas mientras los desconsiderados impuntuales van apareciendo progresivamente interrumpiendo la secuencia de los actos y el maravillosos ritual de la armonía alrededor de una mesa cuando esta está completa.
Recomiendo iniciar siempre los eventos a la hora, así el impuntual sea quien sea y que pague por la vía de la vergüenza (de esto dudo). En esta corta vida si bien la tolerancia debe de desarrollarse, a veces es necesario pegar el grito al cielo, al final creo en la esperanza de un mundo mejor y puntual.
¡Buen provecho y hasta la próxima semana!