Españoles merecen tener un gobierno estable
Bloomberg | Viernes 11 marzo, 2016
Transcurridos casi tres meses desde las elecciones generales, España todavía no ha formado gobierno.
No es totalmente una crisis —de hecho, la economía de España marcha mayormente bien— pero tampoco es una historia con final feliz. El peligro es que la deriva política traiga aparejada una estasis económica.
La economía española viene recuperándose lenta pero constantemente desde 2014, con el crecimiento en alza y el desempleo en baja.
Esto es fruto en parte de la suerte y de las circunstancias –un euro barato, bajos precios de la energía, el atractivo relativo de unas vacaciones en España antes que en Grecia, por ejemplo.
Pero el gobierno de transición del primer ministro Mariano Rajoy también tiene cierto mérito por haber emprendido reformas difíciles tanto en el sistema fiscal como en el mercado de trabajo.
Lamentablemente, las cicatrices de la crisis financiera —incluida la continuidad del desempleo y el subempleo— son profundas y han dado origen a un fuerte movimiento en contra del sistema.
El resultado ha sido una reacción adversa contra los partidos convencionales y una confusión en las elecciones de diciembre en España.
El Partido Popular de centroderecha de Rajoy obtuvo el mayor número de votos, pero no fue exactamente una victoria para el primer ministro, cuyo gobierno ha tenido dificultades para rechazar las acusaciones de corrupción.
A su principal opositor, el Partido Socialista, tampoco le fue bien. Por su parte, el partido izquierdista más pequeño, Podemos, que se opone ferozmente a la austeridad y las reformas de mercado, se niega a sumarse a cualquier coalición que incluya al pequeño partido favorable al mercado, Ciudadanos.
Pedro Sánchez, el líder socialista moderado que se inclina a poner fin al período de Rajoy en el poder, seguía manifestando su optimismo este miércoles de poder convencer finalmente a Podemos de formar gobierno.
Tiene hasta el 3 de mayo para intentarlo. Pero cada vez son mayores las probabilidades de nuevas elecciones en junio. En ese caso, es crucial que la futura campaña no ignore la economía en favor de la política partidaria –aunque el fin del sistema bipartito de España traiga una realidad política nueva y más desordenada.
La economía de España está muy lejos de los días oscuros de 2012, cuando pidió 100 mil millones de euros a la UE para mantenerse a flote. Pero aún no se ha recuperado totalmente de esa crisis, en la que el producto interno bruto del país cayó 8%.
Más reformas impositivas y laborales serían útiles, como lo serían programas más enérgicos para ayudar a los desocupados a encontrar trabajo.
Más importante aún, el nuevo gobierno deberá estar atento al gasto, especialmente a medida que la economía en mejores condiciones alivia la presión sobre el presupuesto.
España necesita más que un gobierno de transición para avanzar con las reformas y para mantener encauzada la cuarta economía más grande del continente.