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Enamorarse de un robot

| Sábado 15 octubre, 2011




Enamorarse de un robot
Para poder imitar las conductas humanas mediante programas informáticos “tenemos que estudiar más qué es la conciencia, aún no sabemos qué es”, dijo el científico japonés Hiroshi Ishiguro

El científico japonés Hiroshi Ishiguro, creador de los Geminoids, robots de apariencia humana que pueden interactuar, afirma que llegará el día en que las personas se enamorarán de los androides, cuando sean capaces de reproducir las emociones que caracterizan a la raza humana.
Este es uno de los vaticinios hechos por Ishiguro en una entrevista con EFE, durante su estancia en Barcelona para participar en conferencias sobre robótica avanzada.
Dos de sus creaciones, el Geminoid H1-2, una copia fiel del propio científico, y el Geminoid F, reproducción de una mujer, son la imagen de la edición del Festival de Sitges, dedicado al décimo aniversario de la película “Inteligencia Artificial”, de Steven Spielberg.
En términos cinematográficos, los Geminoids siguen el diseño de los “replicantes” del filme “Blade Runner”, al mostrar una apariencia casi humana, frente a los robots de estética mecánica, como los R2-D2 de “La Guerra de las Galaxias”.
Ishiguro considera que ambos tipos coexistirán en el futuro y que para tareas simples, como pasar el aspirador, bastarán máquinas tipo R2-D2, mientras “para tener una conversación, será mejor tener androides como los de “Blade Runner’”.
De momento, los Geminoids interactúan sentados y solo efectúan movimientos de cabeza, ojos y boca, y necesitan ser teledirigidos con un portátil, por lo que, pese a su aspecto hiperrealista, no llegan a ser confundidos con humanos.
Para parecer realmente humanos, los androides deberán poder transmitir emociones y sentimientos, un reto al que ya se está enfrentando el equipo de Ishiguro.
“Nuestro próximo paso es intentar representar las emociones, la conciencia de los humanos, algo que no se define solo con determinadas habilidades o cálculos, y que es muy difícil de imitar”, señala el científico nipón.
Ishiguro, de 47 años, se muestra confiado en “poder imitar esta clase de conductas humanas mediante los programas informáticos”.
No obstante, “primero tenemos que estudiar más qué es la conciencia humana. Una vez que definamos esto, podríamos hacer rápidamente una copia, pero aún no sabemos qué es”, agrega.
Ishiguro comenta que, en las experiencias que ha llevado a cabo al reunir a sus Geminoids con personas e interactuar durante un tiempo los robots con los humanos, después del encuentro “casi todos admitían que podrían llegar a enamorarse de un robot”.
Este experto en inteligencia artificial relativiza las cuestiones éticas que se pueden derivar de sus avances tecnológicos e incluso comenta con ironía: “creo que se podría imitar el enamoramiento, aunque yo todavía estoy buscando qué es el amor verdadero. ¿Usted sabe qué es?”
Esta relativización de lo humano llega a un punto extremo cuando resalta que el costo de un Geminoid es de alrededor de €1 millón ($1,3 millones), y que la mayoría de los seguros de vida de las personas no alcanzarían estas cifras.
Más allá de consideraciones éticas o morales, Ishiguro es contundente al indicar que los robots terminarán por estar presentes en nuestras vidas, porque “no son más que una extensión de los ordenadores”, y que este proceso es imparable.

Barcelona/ EFE






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