El reto interno
| Viernes 23 noviembre, 2007
El reto interno
Aquel hotel, restaurante o empresa del sector de la hospitalidad que piense que en los próximos años la situación del mercado en la industria turística y gastronómica será la misma, está completamente equivocado.
Estamos en el borde de lo que podría llamarse “la tercera ola”, como rezaba el título de un famoso libro. Estamos ya en el proceso de transición y ya se anuncian aperturas de hoteles que nos llevarán a una oferta de tamaño y niveles de calidad nunca pensados antes.
¿De adónde vendrán los profesionales que atenderán a los clientes en estos locales?, ninguna iniciativa de capacitación externa podrá suplir esta demanda, esta es la premonición. Consecuentemente la clave estará en el reto interno que deberá afrontar cada empresa.
Conclusión: aquella empresa que no desarrolle un modelo de capacitación interna efectiva está destinada a sufrir los embates de la inconsistencia y perderá mercado, pues no podrá cumplir con las promesas del servicio que hará.
Y es que la batalla se dará con tremenda fuerza en las arenas del coliseo “del servicio”.
Construir excelentes edificios no será el problema, decorarlos será la fiesta de arquitectos de interiores, equipar las cocinas con los aparatos solo requerirá inversión, ya todo esto lo hemos visto en el preámbulo que estamos experimentando, pero cerrar el círculo (“Close the loop”) solo se podrá hacer con excelente servicio.
Este solo vendrá de la institucionalización de sólidas políticas y prácticas de recursos humanos y no de prácticas improvisadas y erráticas como ahora.
La contratación del talento idóneo será el primer paso y la construcción de las herramientas y sistemas de capacitación dirigidos por verdaderos profesionales será la clave.
El estilo de las empresas que triunfarán combinará sistemas operativos de punta con un incuestionable respeto hacia los colaboradores, ya no hay espacio para reyezuelos, pequeños señores feudales, “prima donas” y jefes autocráticos.
Las empresas pequeñas y las independientes son las más vulnerables a este fenómeno, las grandes y de cadena tienen acceso a las corrientes organizacionales de éxito y toma de decisiones rápidas.
Ya es hora entonces de que se incluyan en los presupuestos anuales recursos suficientes para la capacitación, esta es una inversión, no es un gasto.
Buen provecho y hasta la próxima semana.
Aquel hotel, restaurante o empresa del sector de la hospitalidad que piense que en los próximos años la situación del mercado en la industria turística y gastronómica será la misma, está completamente equivocado.
Estamos en el borde de lo que podría llamarse “la tercera ola”, como rezaba el título de un famoso libro. Estamos ya en el proceso de transición y ya se anuncian aperturas de hoteles que nos llevarán a una oferta de tamaño y niveles de calidad nunca pensados antes.
¿De adónde vendrán los profesionales que atenderán a los clientes en estos locales?, ninguna iniciativa de capacitación externa podrá suplir esta demanda, esta es la premonición. Consecuentemente la clave estará en el reto interno que deberá afrontar cada empresa.
Conclusión: aquella empresa que no desarrolle un modelo de capacitación interna efectiva está destinada a sufrir los embates de la inconsistencia y perderá mercado, pues no podrá cumplir con las promesas del servicio que hará.
Y es que la batalla se dará con tremenda fuerza en las arenas del coliseo “del servicio”.
Construir excelentes edificios no será el problema, decorarlos será la fiesta de arquitectos de interiores, equipar las cocinas con los aparatos solo requerirá inversión, ya todo esto lo hemos visto en el preámbulo que estamos experimentando, pero cerrar el círculo (“Close the loop”) solo se podrá hacer con excelente servicio.
Este solo vendrá de la institucionalización de sólidas políticas y prácticas de recursos humanos y no de prácticas improvisadas y erráticas como ahora.
La contratación del talento idóneo será el primer paso y la construcción de las herramientas y sistemas de capacitación dirigidos por verdaderos profesionales será la clave.
El estilo de las empresas que triunfarán combinará sistemas operativos de punta con un incuestionable respeto hacia los colaboradores, ya no hay espacio para reyezuelos, pequeños señores feudales, “prima donas” y jefes autocráticos.
Las empresas pequeñas y las independientes son las más vulnerables a este fenómeno, las grandes y de cadena tienen acceso a las corrientes organizacionales de éxito y toma de decisiones rápidas.
Ya es hora entonces de que se incluyan en los presupuestos anuales recursos suficientes para la capacitación, esta es una inversión, no es un gasto.
Buen provecho y hasta la próxima semana.