El Saprissa, Jeaustin y la licuadora

Las presentaciones del Deportivo Saprissa en la primera etapa del Apertura, cuando jugó de ida y vuelta contra sus cinco rivales del Grupo A, se pueden dividir perfectamente en dos partes muy distintas: antes de la licuadora y después de la licuadora.

Tuvieron que jugarse cinco fechas del Apertura, en las que el Saprissa solo le ganó un partido 3-0 a Grecia, empató con Puntarenas y Cartaginés y fue derrotado por Pérez Zeledón y San Carlos, para que su técnico Jeaustin Campos le explicara públicamente a sus detractores, que los equipos no se forman ni se conjuntan como una ensalada de frutas, que se come con los trozos que lanza la licuadora.

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Con Christian Bolaños, el ídolo de los fanáticos sentado en la banca, con un cráter en el sector izquierdo de la defensa, con Mariano Torres ejecutando al lado de Jaylon Hadden y de Youstin Salas, funciones más propias de David Guzmán, Marvin Angulo, también con etiqueta de reservista y sin poder alinear a los fichajes extranjeros por temas administrativos, “El Monstruo” se hundía en las últimas posiciones del Grupo y miraba de lejos la fuga del líder, Puntarenas.

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Con mucha valentía, confrontando a sus detractores y sin ceder a las presiones que exigían variantes en la formación estelar del equipo, el estratega morado salió con la historia de la licuadora, Bolaños, Guzmán y Angulo siguieron sentados, hasta que a la publicitada licuadora, el técnico pudo agregarle frutas diferentes, incluso importadas de otros países como Cuba, Jamaica y Panamá y con nuevos elementos sobre su mesa, el técnico Campos hizo los ajustes precisos para que, después de la mezcla en la licuadora, se presentara un Saprissa envolvente, diferente, refrescante que arrolló a sus rivales en la segunda vuelta, logró cinco triunfos consecutivos, aplastó a San Carlos, Pérez Zeledón y Grecia; ganó en Puntarenas después de 22 años, doblegó al campeón nacional en el Fello Meza y se subió a la cima de la clasificación.

Ajustes: Youstin Salas lateral derecho; Ricardo Blanco izquierdo; línea de tres en el fondo con Arboine, Waston y el canalero Escobar; Guzmán volante central y así juega más adelantado Torres; el novato Alvaro Zamora la revelación en la formación estelar y el binomio de ataque con Eats y Paradela.

Un 5-3-2 con Kevin Chamorro en la puerta y con una multitud de fanáticos morados a los que se les olvidó que Christian Bolaños todavía no juega.

gpandolfo@larepublica.net