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Corrijo error... Honor al Héroe

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 18 abril, 2012



PIZARRON
Corrijo error… Honor al Héroe


Trato de precisar los datos que apunto en este Pizarrón, con más obligación por los lectores a los que me dirijo, y con excesivo cuidado, por el carácter cultural, educativo y propósito de esta columna.
La semana pasada al destacar a los héroes nacionales de la Campaña Nacional, con motivo de la gesta del 11 de abril, al mencionar al General José María Cañas, cometí el error, involuntario, de ponerle un segundo apellido que no le correspondía.
Confieso que me di cuenta de él tarde sin poderlo corregir a tiempo, y don Alberto Cañas, hombre público de méritos nacionales ampliamente reconocidos, bisnieto del General Cañas, me Chisporroteó en su columna dicho gazapo imperdonable para alguien como yo cuyo oficio es la enseñanza de la historia nacional.
Algo me quedó sonando de la columna enviada con ese errado segundo apellido, la revisé varias veces, y me percaté, además, de que en la última línea a Juan Mora Porras, no le había puesto Rafael. Solicité en tiempo esa corrección, que no fue hecha. Igual fue con el segundo apellido de Cañas, que no me dio tiempo de solicitar su corrección, porque con estas columnas, supongo que así les pasa a los otros colegas de esta página, la columna enviada la revisamos varias veces antes de su publicación, que es remitida tres o dos días antes de su salida en prensa.
También, cometí un error, en otra publicación, con don Abel Pacheco, también colega de esta página, y pariente de ese otro héroe olvidado del 11 de abril de 1856, el Subteniente Luis Pacheco Bertora, que intentó quemar el Mesón, muriendo en su acción. A don Abel lo puse nacido en Limón cuando nació en San José, siendo tan limonense como el rice and beans, pues se lo llevaron a vivir allí cuando tenía 15 días, nutriéndose y llevando ese sabor caribeño en la sangre hasta hoy, sin dejar de ser tan costarricense y vallecentralista como el gallo pinto.
Rindo culto cada vez que puedo a los Héroes del 56. Creo que este es un deber de costarricense, de ciudadano, pero sobre todo de profesor de Historia de Costa Rica con mis alumnos, quienes pueden ser mis mejores testigos de estas referencias, o con mis lectores de esta columna en LA REPUBLICA.
En cuanto al uso de los segundos apellidos comparto la opinión de don Beto, que cada persona pueda escoger como quiera que se le llame y se le conozca de los nombres y apellidos que sus padres le dan. Pero, en mucho la tradición impuso solo el paterno, o el primero, ignorando en la práctica el de la madre, al punto que las madres o mujeres perdieron el suyo cosificándose en el apellido de sus esposos… fulana de tal… como mi abuela paterna, Carmen de De la Cruz, o mi suegra Marta de Picado, quienes pertenecieron como cosas a sus difuntos maridos por 50 o 20 años hasta que les acompañaron en sus sepulcros.
El segundo apellido, en esta época de igualdad real, es tan solo un reconocimiento social a la madre, que algo más que un dolor le debe haber costado tener sus hijos.
¡Gloria eterna al General José María Cañas… Escamilla!

Vladimir de la Cruz

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