¿Control político?
| Viernes 06 marzo, 2009
¿Control político?
Existen pocas frases tan gastadas y que sirven para no hacer nada como esta.
Por desdicha es la que desde que tengo uso de razón se pregona a diario, tanto por parte de nuestros diputados, sea cual sea la administración de turno, como por las propias administraciones en sí. Mientras tanto, el pueblo costarricense sigue esperando por una solución que no llega.
Como costarricense y como víctima reciente de un asalto en el que delincuentes con armas de fuego me amenazaron y me golpearon para robar mis pertenencias, tratando de superar en alguna medida las secuelas que siempre quedan en estos casos, pero muy agradecido con Dios por seguir manteniendo mi integridad física y mi vida, es que hago llegar estas líneas a diputados y altas autoridades de gobierno.
¡Ya basta de no hacer las cosas bien! Todos los días, en todos los medios de comunicación nos damos cuenta de la cantidad de asaltos, asesinatos y violaciones a la integridad de las personas.
¡Ya basta! Ni siquiera se aprueban los créditos que ayudarían a mitigar los efectos que estamos comenzando a vivir de la crisis financiera y más bien se convierte en un tema político. Desde que se anunció el Plan Escudo, hace más de un mes, lo que se escucha repetir es que no se han explicado, como se debe, las acciones que se llevarían a cabo con estos recursos, lo cual sirve para que algunos obstruyan su aprobación.
Hay que tener presente que en la Gran Depresión de los años 30 en Estados Unidos (el siglo pasado), para lograr salir de ella (como está bien documentado) entre otras cosas, tuvieron que contratar planillas de trabajadores para hacer huecos y a otros para cerrarlos. Cosa que no es nuestro caso, pues se trata de créditos necesarios para infraestructura que es urgente desarrollar en el país. Sean o no parte del Plan Escudo de esta administración.
La coordinación Asamblea Legislativa, Casa Presidencial y Ministerio de la Presidencia es vital. Pero parece, al escuchar las noticias, que esto cuesta comprenderse.
Si se requiere la aprobación de leyes que faciliten, al menos, estos dos puntos que aquí señalan, que lo hagan, pero que lo hagan ya.
Este país se está saliendo cada vez más de curso. La violencia que se vive, de por sí ya muy difícil de parar y magnificada por leyes de débil aplicación, se tornará cada vez más profunda e inmanejable por la crisis económica. Esta golpea a unos más que a otros, sobre todo por falta de empleo, pero no se vislumbran ni siquiera consensos para opacarla y esto aumentará la delincuencia.
Unos para delinquir, otros porque requieren defenderse de los delincuentes, puede traer como consecuencia que la gente comience a tomar las leyes en sus manos y empiecen a aparecer desde “manos blancas”, hasta quién sabe qué cosas más.
Señores diputados y señores en Casa Presidencial, ustedes tienen la palabra, son los que pueden dar solución con hechos, acciones y coordinaciones que son vitales. Demuéstrenle al pueblo que los eligió que valió la pena, y que sigue valiendo la pena creer en nuestra institucionalidad, pero háganlo antes de que sea demasiado tarde.
Randall Castro Vargas
Economista
Existen pocas frases tan gastadas y que sirven para no hacer nada como esta.
Por desdicha es la que desde que tengo uso de razón se pregona a diario, tanto por parte de nuestros diputados, sea cual sea la administración de turno, como por las propias administraciones en sí. Mientras tanto, el pueblo costarricense sigue esperando por una solución que no llega.
Como costarricense y como víctima reciente de un asalto en el que delincuentes con armas de fuego me amenazaron y me golpearon para robar mis pertenencias, tratando de superar en alguna medida las secuelas que siempre quedan en estos casos, pero muy agradecido con Dios por seguir manteniendo mi integridad física y mi vida, es que hago llegar estas líneas a diputados y altas autoridades de gobierno.
¡Ya basta de no hacer las cosas bien! Todos los días, en todos los medios de comunicación nos damos cuenta de la cantidad de asaltos, asesinatos y violaciones a la integridad de las personas.
¡Ya basta! Ni siquiera se aprueban los créditos que ayudarían a mitigar los efectos que estamos comenzando a vivir de la crisis financiera y más bien se convierte en un tema político. Desde que se anunció el Plan Escudo, hace más de un mes, lo que se escucha repetir es que no se han explicado, como se debe, las acciones que se llevarían a cabo con estos recursos, lo cual sirve para que algunos obstruyan su aprobación.
Hay que tener presente que en la Gran Depresión de los años 30 en Estados Unidos (el siglo pasado), para lograr salir de ella (como está bien documentado) entre otras cosas, tuvieron que contratar planillas de trabajadores para hacer huecos y a otros para cerrarlos. Cosa que no es nuestro caso, pues se trata de créditos necesarios para infraestructura que es urgente desarrollar en el país. Sean o no parte del Plan Escudo de esta administración.
La coordinación Asamblea Legislativa, Casa Presidencial y Ministerio de la Presidencia es vital. Pero parece, al escuchar las noticias, que esto cuesta comprenderse.
Si se requiere la aprobación de leyes que faciliten, al menos, estos dos puntos que aquí señalan, que lo hagan, pero que lo hagan ya.
Este país se está saliendo cada vez más de curso. La violencia que se vive, de por sí ya muy difícil de parar y magnificada por leyes de débil aplicación, se tornará cada vez más profunda e inmanejable por la crisis económica. Esta golpea a unos más que a otros, sobre todo por falta de empleo, pero no se vislumbran ni siquiera consensos para opacarla y esto aumentará la delincuencia.
Unos para delinquir, otros porque requieren defenderse de los delincuentes, puede traer como consecuencia que la gente comience a tomar las leyes en sus manos y empiecen a aparecer desde “manos blancas”, hasta quién sabe qué cosas más.
Señores diputados y señores en Casa Presidencial, ustedes tienen la palabra, son los que pueden dar solución con hechos, acciones y coordinaciones que son vitales. Demuéstrenle al pueblo que los eligió que valió la pena, y que sigue valiendo la pena creer en nuestra institucionalidad, pero háganlo antes de que sea demasiado tarde.
Randall Castro Vargas
Economista