Católicos, pero menos
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 26 marzo, 2010
Católicos participan menos en los ritos formales de la Iglesia
Católicos, pero menos
Los costarricenses siguen convirtiéndose al evangelismo; no obstante, el catolicismo siempre predomina
Redacción
redaccion@larepublica.net
En vísperas de Semana Santa, muchos costarricenses no observan los ritos de la Iglesia católica con regularidad.
Además, esta, la religión oficial del Estado costarricense, se ha visto vulnerada por los nuevos adeptos que ganaron las religiones protestantes.
No obstante, casi la mitad de la población manifiesta ser católica practicante, según una encuesta de la Escuela de Matemáticas de la Universidad de Costa Rica; mientras la Iglesia realiza esfuerzos para fortalecer su relevancia.
Entre los hábitos actuales de la población, parece que algunos requisitos del catolicismo son vistos como demasiado exigentes, por lo que muchos son distraídos por otro tipo de actividades.
En primera instancia, los feligreses asisten con menor frecuencia a misa, así como a confesarse.
La presión del trabajo, una sociedad más globalizada y el impacto de las redes sociales motivan que el mensaje eclesiástico se diluya.
Otro factor que incide en la deserción del catolicismo tiene que ver con la migración a la ciudad; en los pueblos, la Iglesia tiene mayor protagonismo pues es un centro social para intercambiar noticias y valores; además, no existe tanta competencia con respecto a las actividades que ofrece la ciudad.
“En cualquier sociedad, cuando se urbaniza y se acerca a patrones y prácticas sociales más relacionadas con la vida urbana, lo religioso disminuye. Las prácticas tradicionales estuvieron afincadas en una Costa Rica pequeña, homogénea y rural”, consideró Monserrat Sagot, socióloga de la Universidad de Costa Rica.
En contraste, en las ciudades hay muchas opciones de entretenimiento, así como acceso a muchos canales televisivos y radiales informativos, en los cuales se encuentran una gran variedad de formadores de opinión.
Existe también el factor de las telecomunicaciones modernas; con los teléfonos celulares, la gente puede estar en contacto constante con otros.
Asimismo, los sitios sociales en Internet permiten al usuario ver en tiempo real lo que están haciendo sus amigos y familiares, así como conocer sus opiniones acerca de cualquier tema.
“Los que antes eran tabúes, ahora son temas tratados abiertamente en redes sociales y los jóvenes se han formado criterio respecto al aborto o las uniones entre personas del mismo sexo. Es más fácil ver qué pasa en otros países en esas materias y por eso hay mayor diversidad de criterio”, dijo Marcela Angulo, directora de Relaciones Corporativas de Repretel.
En lo que a las leyes religiosas se refiere, se percibe una liberalización en la forma como las ve mucha gente, desde la santidad del matrimonio, hasta el control del nacimiento.
En algunos casos, este fenómeno refleja un serio problema social, por ejemplo, casi dos tercios de las madres que dieron a luz no estaban casadas, mientras que el 20% era menor de 20 años, de acuerdo con cifras de 2009 del Centro Centroamericano de la Población de la UCR.
Por otro lado, la liberalización sería también resultado de las cambiantes condiciones económicas; en una sociedad en la cual la mayoría de las mujeres trabaja y por eso no depende de su cónyuge para su bienestar económico, se facilita la separación de las parejas.
En lo que al matrimonio propiamente se refiere, actualmente apenas el 40% de las parejas presenta su unión ante la Iglesia, a cambio del 51% de hace diez años.
También, dado que el éxito económico de la vida urbana requiere jóvenes más preparados, hay un alto costo en su formación educativa; esto impulsa a un mayor uso de anticonceptivos que finalmente evidencia una reducción en la tasa de natalidad, pese a que el dogma oficial se mantenga en contra de esta práctica.
Por su parte, la Iglesia mantiene una serie de iniciativas para seguir entregando un mensaje, acerca de la importancia que tiene para el individuo la visión católica. Entre otros esfuerzos, existe el mandato de acercarse a los jóvenes y ayudarles a resolver las dudas que se presentan en los años en que forman su criterio.
Para los dirigentes de la Iglesia católica las estadísticas son relativas, porque lo palpado por ellos es de más gente que busca la guía espiritual, dijo monseñor Angel San Casimiro.
“Mi percepción es que más personas se acercan a los servicios, pues tienen necesidad de guía espiritual”, agregó.
Aparte de los cambios, lo que parece permanecer es el deseo de parte de muchos costarricenses de creer en un poder universal.
“Lo que está variando es la postura de la gente frente a la religión que sí decae”, comentó Carlos Denton, presidente de la firma encuestadora CID Gallup.
“No obstante, los estudios de opinión demuestran que las personas siguen teniendo fe en un Ser superior, siguen orando y agradeciendo a Dios”.
Católicos, pero menos
Los costarricenses siguen convirtiéndose al evangelismo; no obstante, el catolicismo siempre predomina
Redacción
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En vísperas de Semana Santa, muchos costarricenses no observan los ritos de la Iglesia católica con regularidad.
Además, esta, la religión oficial del Estado costarricense, se ha visto vulnerada por los nuevos adeptos que ganaron las religiones protestantes.
No obstante, casi la mitad de la población manifiesta ser católica practicante, según una encuesta de la Escuela de Matemáticas de la Universidad de Costa Rica; mientras la Iglesia realiza esfuerzos para fortalecer su relevancia.
Entre los hábitos actuales de la población, parece que algunos requisitos del catolicismo son vistos como demasiado exigentes, por lo que muchos son distraídos por otro tipo de actividades.
En primera instancia, los feligreses asisten con menor frecuencia a misa, así como a confesarse.
La presión del trabajo, una sociedad más globalizada y el impacto de las redes sociales motivan que el mensaje eclesiástico se diluya.
Otro factor que incide en la deserción del catolicismo tiene que ver con la migración a la ciudad; en los pueblos, la Iglesia tiene mayor protagonismo pues es un centro social para intercambiar noticias y valores; además, no existe tanta competencia con respecto a las actividades que ofrece la ciudad.
“En cualquier sociedad, cuando se urbaniza y se acerca a patrones y prácticas sociales más relacionadas con la vida urbana, lo religioso disminuye. Las prácticas tradicionales estuvieron afincadas en una Costa Rica pequeña, homogénea y rural”, consideró Monserrat Sagot, socióloga de la Universidad de Costa Rica.
En contraste, en las ciudades hay muchas opciones de entretenimiento, así como acceso a muchos canales televisivos y radiales informativos, en los cuales se encuentran una gran variedad de formadores de opinión.
Existe también el factor de las telecomunicaciones modernas; con los teléfonos celulares, la gente puede estar en contacto constante con otros.
Asimismo, los sitios sociales en Internet permiten al usuario ver en tiempo real lo que están haciendo sus amigos y familiares, así como conocer sus opiniones acerca de cualquier tema.
“Los que antes eran tabúes, ahora son temas tratados abiertamente en redes sociales y los jóvenes se han formado criterio respecto al aborto o las uniones entre personas del mismo sexo. Es más fácil ver qué pasa en otros países en esas materias y por eso hay mayor diversidad de criterio”, dijo Marcela Angulo, directora de Relaciones Corporativas de Repretel.
En lo que a las leyes religiosas se refiere, se percibe una liberalización en la forma como las ve mucha gente, desde la santidad del matrimonio, hasta el control del nacimiento.
En algunos casos, este fenómeno refleja un serio problema social, por ejemplo, casi dos tercios de las madres que dieron a luz no estaban casadas, mientras que el 20% era menor de 20 años, de acuerdo con cifras de 2009 del Centro Centroamericano de la Población de la UCR.
Por otro lado, la liberalización sería también resultado de las cambiantes condiciones económicas; en una sociedad en la cual la mayoría de las mujeres trabaja y por eso no depende de su cónyuge para su bienestar económico, se facilita la separación de las parejas.
En lo que al matrimonio propiamente se refiere, actualmente apenas el 40% de las parejas presenta su unión ante la Iglesia, a cambio del 51% de hace diez años.
También, dado que el éxito económico de la vida urbana requiere jóvenes más preparados, hay un alto costo en su formación educativa; esto impulsa a un mayor uso de anticonceptivos que finalmente evidencia una reducción en la tasa de natalidad, pese a que el dogma oficial se mantenga en contra de esta práctica.
Por su parte, la Iglesia mantiene una serie de iniciativas para seguir entregando un mensaje, acerca de la importancia que tiene para el individuo la visión católica. Entre otros esfuerzos, existe el mandato de acercarse a los jóvenes y ayudarles a resolver las dudas que se presentan en los años en que forman su criterio.
Para los dirigentes de la Iglesia católica las estadísticas son relativas, porque lo palpado por ellos es de más gente que busca la guía espiritual, dijo monseñor Angel San Casimiro.
“Mi percepción es que más personas se acercan a los servicios, pues tienen necesidad de guía espiritual”, agregó.
Aparte de los cambios, lo que parece permanecer es el deseo de parte de muchos costarricenses de creer en un poder universal.
“Lo que está variando es la postura de la gente frente a la religión que sí decae”, comentó Carlos Denton, presidente de la firma encuestadora CID Gallup.
“No obstante, los estudios de opinión demuestran que las personas siguen teniendo fe en un Ser superior, siguen orando y agradeciendo a Dios”.