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APRENDA A CATAR

| Jueves 08 mayo, 2008




APRENDA A CATAR
(Segunda parte)
FASE VISUAL: ASPECTO

Ignacio Soto
Enólogo y Gerente del Portafolio de Vinos
Holtermann & Cía.

La copa debemos llenarla hasta la parte más ancha, es decir, una cuarta parte.
Para observar el vino, debemos inclinar la copa sin llegar a derramarlo, para que quede dispuesto en forma ovalada y así observarlo en reposo.
Para comprobar su transparencia, debemos contrastar el líquido con una fuente luminosa (como, por ejemplo, una lámpara) o una superficie blanca, y mirar a través de la copa y su contenido. Su condición puede ser:

• Turbio: tiene partículas en suspensión, perceptibles al ojo humano, que impiden el paso de la luz.

• Transparente y limpio: perfectamente limpio, pero sin llegar al estado de brillantez.

• Opalescentes o mates: tiene una ligera turbidez, y una total ausencia de brillo.

• Brillante: refleja gran cantidad de luz. Esta característica se encuentra, sobre todo, en la mayoría de los vinos blancos embotellados.

Lo óptimo es que esté limpio y brillante y lo opuesto serían manchas de aceite en la superficie, tonos apagados y turbios, salvo algunas vinificaciones especiales.
El color es uno de los aspectos más importantes de la fase visual porque nos indica el estado y la edad del vino.
La intensidad del color se expresa mediante palabras como pálido, pajizo, intenso, ligero, profundo, claro, nítido, débil, cubierto, vivo, falto de capa, fuerte, fresco, oscuro, muerto, apagado, etc. La intensidad va muy ligada a la brillantez.
El matiz o tonalidad se define de muchísimas maneras, basándose cada catador en patrones de colores, o asimilándolos a diversos frutos, cuerpos naturales o productos artificiales.

Los colores

En los vinos blancos la gama de color oscila del blanco pálido al amarillo normalmente con reflejos verdosos.
En los rosados la gama va del rosa al salmón o anaranjado.
En los tintos, el rojo es el color matriz y sus tonos pueden ser rojo violeta, cereza, grosella, rubí, granate, etc. En cuanto a los reflejos serán violáceos, cardenalicios y azulados para el tinto joven, cereza, picota y guinda para uno algo más maduro, teja y ladrillo para los vinos viejos y marrones en los más oxidados.






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