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Para enfrentar la amenaza nuclear

Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 28 mayo, 2018


Para enfrentar la amenaza nuclear

Finalmente Trump se retiró del acuerdo nuclear con Irán, llamado Plan de Acción Conjunto y Completo (JCPOA, por sus siglas en inglés) que fue acordado en 2015, además de por esos dos países, por los otros miembros permanentes del Consejo de Seguridad de NN.UU. —Rusia, China, Gran Bretaña y Francia— y por Alemania y la Unión Europea.

Cumplió su promesa de campaña contra ese acuerdo, al que ahora denominó “podrido y defectuoso”. Lo hizo a pesar de que los organismos técnicos de NN.UU. e incluso muchos adversarios del acuerdo aceptan que Irán ha cumplido sus compromisos. Lo hizo a pesar de que el acuerdo ha detenido el avance en armarse nuclearmente de Irán, y de que el convenio no tenía otros objetivos. Lo hizo a pesar de los ingentes esfuerzos de sus socios trasatlánticos para disuadirlo, ejemplarizados por las visitas a Washington del presidente francés Emmanuel Macron, la canciller alemana Angela Merkel y el ministro de Exteriores británico, Boris Johnson para inducirlo a renegociar en vez de retirarse.

Además el retiro se produce con una amenaza a sus socios de la OTAN de que serían castigadas por el gobierno de EE.UU. las empresas de cualquier nacionalidad que, a partir de un periodo de seis meses, rompan la prohibición de negociar con Irán.

Si todas las anteriores no fueran suficientes causas para magnificar el retiro de EE.UU. del JCPOA, este se da a pocas semanas de la reunión entre el líder de Corea del Norte Kim Jong-un y el presidente Trump que estaba planeada en busca de la desnuclearización de Corea. El retiro de EE.UU. de su acuerdo con Irán falsea la confianza de Kim Jong-un en que eliminando sus armas nucleares va a estar a salvo de acciones en su contra por parte de la potencia norteamericana. Y como hemos visto la reunión de junio en Singapur fue cancelada.

Estas acciones generan gran inestabilidad en las relaciones internacionales y nos deben hacer recordar —con gran terror— que la amenaza nuclear sigue siendo una de las más terribles, incluso peor que el cambio climático y la posibilidad de que robots con el uso de inteligencia artificial y los grandes números puedan manipular nuestro comportamiento.

En esas circunstancias y ante el vencimiento en 2021 del tratado de reducción de armas estratégicas Start III es necesario redoblar esfuerzos para evitar un desastre atómico. A pesar de la reducción de cabezas nucleares todavía existe armamento atómico capaz de destruir la tierra. Después de la aprobación en 1970 del Tratado de No Proliferación Nuclear cuatro países más son poseedores de ellas, y después de la aprobación en 1995 del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, no se ha logrado su adopción por alguno de los nueve países nuclearmente armados, ni su entrada en vigencia. El vencimiento del Start III podría relanzar la carrera de producción de armas nucleares en el mundo.

Costa Rica de la mano de la embajadora Elaine White logró un sonado éxito en su política exterior, pues bajo su conducción 122 países aprobaron, en Naciones Unidas el primer tratado internacional legalmente vinculante que prohíbe y manda eliminar las armas nucleares.

Este es un paso de extraordinaria importancia para el desarme y la paz del mundo. A pesar de que la existencia misma del género humano puede depender de su ejecución, solo se pudo llegar a este acuerdo 72 años después de la terrible explosión de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki.

Además, ninguno de los cinco miembros del Consejo de Seguridad (EE.UU., China, Rusia, el Reino Unido y Francia) formó parte del grupo que acordó negociarlo, ni tampoco participaron las otras tres naciones que han explotado armas nucleares: India, Pakistán y Corea del Norte, ni Israel que se considera las posee.

El retiro de EE.UU. del pacto con Irán vuelve más agobiante el peligro de confrontación nuclear.

Por ello es apremiante mantener una permanente lucha en favor de conseguir la aprobación del tratado de prohíbe la tenencia de armas nucleares, por parte de los Estados con armas atómicas.

Lograr ese objetivo, que es indispensable para garantizar la sobrevivencia de la humanidad, llevará mucho tiempo pues las potencias nucleares se sienten protegidas por su armamento, y será necesario contar con instrumentos científicos que permitan que —una vez destruido el arsenal atómico— se pueda oportunamente detectar cualquier intento en el mundo de construir ese tipo de ojivas.

Por ello será también necesario poder contar, durante el periodo necesario para hacer efectiva la prohibición de armas nucleares, con un instrumento internacional como el que ha propuesto el exdiputado José Roberto Rodríguez Quesada “Razonamiento Humanitario a las Naciones Poseedoras de Armas de Destrucción Masiva para que Declaren Mora Quinquennalis y como inadmisible su uso”. Este instrumento obligaría a los países poseedores de armas nucleares a comprometerse a su no uso; a todos los países a no producir materiales fisionables para armas nucleares; todas estas armas deberán desapuntarse y la Agencia Internacional de Energía Atómica velaría por el cumplimiento de esas disposiciones.

La pequeñez de nuestra nación, su condición de país desarmado, la fuerza de su democracia y el valor moral de nuestra adhesión a la dignidad y libertad de las personas y al respeto de los derechos humanos nos dan una capacidad excepcional para tener éxito en estas tareas. El gobierno, las fuerzas políticas sin distinción y las organizaciones de la sociedad civil costarricenses deberían con entusiasmo participar en este esfuerzo en favor de la sobrevivencia humana.

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