Merkel defenderá el euro
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 08 marzo, 2012
Merkel defenderá el euro
El edificio abovedado de ladrillos rojos que mira hacia el Río Main sobre el lado este de Fráncfort tiene un pasado ilustre aunque accidentado.
Con la sala independiente de hormigón armado más grande del mundo, el Grossmarkthalle de 220 metros de largo fue un emblema del modernismo cuando abrió sus puertas como mercado mayorista de frutas y verduras en 1928, informa Bloomberg Markets en su número correspondiente a abril.
Luego, entre 1941 y 1945, sirvió de punto de deportación para más de 10.000 judíos de Francfort, la mayoría de los cuales halló la muerte en campos de concentración. Parcialmente destruido por los bombardeos aéreos de la Segunda Guerra Mundial, el Grossmarkthalle está siendo remodelado para su próxima encarnación: nueva sede del Banco Central Europeo, que en este momento ocupa tres edificios separados en la ciudad.
El complejo del banco central está pensado para ser lo que su arquitecto, Wolf Prix, denomina “un icono tridimensional” de la unidad europea. Y sin embargo, su construcción coincide con un ataque de angustia en Alemania por la moneda única que el BCE tiene a su cargo salvaguardar.
Argumentando que su país se ha beneficiado con el euro y se propone ganar con su preservación, la canciller alemana Angela Merkel es incondicional en su defensa.
“Pueden confiar en que haré todo por fortalecer el euro”, dijo en un discurso televisado a la nación alemana el día de Año Nuevo.
La Canciller de Hierro, como se la conoce, se ha mantenido firme ante los difíciles vientos de costado. El 27 de febrero, a instancias de Merkel, el Bundestag alemán desafió una reacción popular y aprobó el segundo rescate griego en igual número de años.
El sentimiento contrario al euro a nivel local creció en tanto se prolonga la crisis de la deuda soberana. Un 60% de los alemanes creen que la introducción del euro en 1999 fue una mala idea, según un sondeo publicado el 4 de diciembre por la revista alemana Focus.
Wolfgang Reitzle, máximo responsable ejecutivo del grupo industrial alemán Linde AG y ex miembro del directorio de Bayerische Motoren Werke AG, dijo a la revista Der Spiegel en enero que si los países miembros, como Italia, no ponían orden en sus asuntos fiscales, Alemania debería abandonar la unión monetaria –aunque agregó que no creía que se llegara a eso.
Los socios de Merkel de la eurozona, por su parte, quieren que ella se involucre lo más posible.
Ven a Alemania, la economía más grande de Europa y el mayor exportador del mundo después de China, como el único país que puede sacar al Continente de lo que Merkel describe como su crisis más profunda desde la Segunda Guerra Mundial.
El edificio abovedado de ladrillos rojos que mira hacia el Río Main sobre el lado este de Fráncfort tiene un pasado ilustre aunque accidentado.
Con la sala independiente de hormigón armado más grande del mundo, el Grossmarkthalle de 220 metros de largo fue un emblema del modernismo cuando abrió sus puertas como mercado mayorista de frutas y verduras en 1928, informa Bloomberg Markets en su número correspondiente a abril.
Luego, entre 1941 y 1945, sirvió de punto de deportación para más de 10.000 judíos de Francfort, la mayoría de los cuales halló la muerte en campos de concentración. Parcialmente destruido por los bombardeos aéreos de la Segunda Guerra Mundial, el Grossmarkthalle está siendo remodelado para su próxima encarnación: nueva sede del Banco Central Europeo, que en este momento ocupa tres edificios separados en la ciudad.
El complejo del banco central está pensado para ser lo que su arquitecto, Wolf Prix, denomina “un icono tridimensional” de la unidad europea. Y sin embargo, su construcción coincide con un ataque de angustia en Alemania por la moneda única que el BCE tiene a su cargo salvaguardar.
Argumentando que su país se ha beneficiado con el euro y se propone ganar con su preservación, la canciller alemana Angela Merkel es incondicional en su defensa.
“Pueden confiar en que haré todo por fortalecer el euro”, dijo en un discurso televisado a la nación alemana el día de Año Nuevo.
La Canciller de Hierro, como se la conoce, se ha mantenido firme ante los difíciles vientos de costado. El 27 de febrero, a instancias de Merkel, el Bundestag alemán desafió una reacción popular y aprobó el segundo rescate griego en igual número de años.
El sentimiento contrario al euro a nivel local creció en tanto se prolonga la crisis de la deuda soberana. Un 60% de los alemanes creen que la introducción del euro en 1999 fue una mala idea, según un sondeo publicado el 4 de diciembre por la revista alemana Focus.
Wolfgang Reitzle, máximo responsable ejecutivo del grupo industrial alemán Linde AG y ex miembro del directorio de Bayerische Motoren Werke AG, dijo a la revista Der Spiegel en enero que si los países miembros, como Italia, no ponían orden en sus asuntos fiscales, Alemania debería abandonar la unión monetaria –aunque agregó que no creía que se llegara a eso.
Los socios de Merkel de la eurozona, por su parte, quieren que ella se involucre lo más posible.
Ven a Alemania, la economía más grande de Europa y el mayor exportador del mundo después de China, como el único país que puede sacar al Continente de lo que Merkel describe como su crisis más profunda desde la Segunda Guerra Mundial.