Cumbre del G-20, más promesas que logros
| Lunes 17 noviembre, 2008
Cumbre del G-20, más promesas que logros
* El antes y el después de la reunión de gobernantes son bastante parecidos
Teresa Bouza
EFE
Washington- La capital estadounidense regresó a la normalidad tras la cumbre que los líderes del Grupo de los 20 calificaron de “histórica”, pero en la cual los observadores imparciales ven, de momento, más promesas que acciones concretas.
El diario The New York Times señaló que “aunque las propuestas se presentaron como una reforma ambiciosa, reflejan sobre todo medidas que los países ya habían puesto en marcha”.
Para el periódico lo más significativo fue que la selección del G-20 como foro de encuentro, un grupo que incluye, además de a los países más ricos, a naciones en desarrollo como Brasil y China.
Simon Johnson, economista del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), dijo al Times que, para anunciar lo que se anunció, no hacía falta tamaño despliegue.
“Son medidas de lo más normales para lo que no era necesario organizar una reunión” de este tipo, afirmó Simon.
Los jefes de Estado y de Gobierno del G-20 se comprometieron a actuar en varios frentes, como la supervisión adicional de los mercados y la reforma y financiación del FMI, una de las áreas en la que los resultados se perfilan como más tangibles.
Además, abogaron a favor de políticas monetarias y fiscales para atajar la fuerte crisis económica, defendieron los principios del libre mercado y se comprometieron a luchar contra el proteccionismo.
Kenneth Rogoff, profesor de la Universidad de Harvard, dijo a la revista BusinessWeek que se trata de una declaración básica de principios en la que “todo el mundo está de acuerdo”. Lo que está menos claro es si los integrantes del G-20 comparten la misma visión sobre los cambios necesarios. Para empezar, la mayor parte de las decisiones difíciles se han dejado para encuentros futuros.
La próxima reunión tendrá lugar antes de finales de abril, probablemente en Londres, y el gran ausente de la cita del sábado, el presidente electo de EE.UU., Barack Obama, tendrá que hacer frente a importantes asuntos económicos nada más desembarcar en la Casa Blanca el próximo 20 de enero.
Algunos analistas parecen coincidir en que la ausencia de Obama hizo imposible alcanzar grandes acuerdos vinculantes.
* El antes y el después de la reunión de gobernantes son bastante parecidos
Teresa Bouza
EFE
Washington- La capital estadounidense regresó a la normalidad tras la cumbre que los líderes del Grupo de los 20 calificaron de “histórica”, pero en la cual los observadores imparciales ven, de momento, más promesas que acciones concretas.
El diario The New York Times señaló que “aunque las propuestas se presentaron como una reforma ambiciosa, reflejan sobre todo medidas que los países ya habían puesto en marcha”.
Para el periódico lo más significativo fue que la selección del G-20 como foro de encuentro, un grupo que incluye, además de a los países más ricos, a naciones en desarrollo como Brasil y China.
Simon Johnson, economista del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), dijo al Times que, para anunciar lo que se anunció, no hacía falta tamaño despliegue.
“Son medidas de lo más normales para lo que no era necesario organizar una reunión” de este tipo, afirmó Simon.
Los jefes de Estado y de Gobierno del G-20 se comprometieron a actuar en varios frentes, como la supervisión adicional de los mercados y la reforma y financiación del FMI, una de las áreas en la que los resultados se perfilan como más tangibles.
Además, abogaron a favor de políticas monetarias y fiscales para atajar la fuerte crisis económica, defendieron los principios del libre mercado y se comprometieron a luchar contra el proteccionismo.
Kenneth Rogoff, profesor de la Universidad de Harvard, dijo a la revista BusinessWeek que se trata de una declaración básica de principios en la que “todo el mundo está de acuerdo”. Lo que está menos claro es si los integrantes del G-20 comparten la misma visión sobre los cambios necesarios. Para empezar, la mayor parte de las decisiones difíciles se han dejado para encuentros futuros.
La próxima reunión tendrá lugar antes de finales de abril, probablemente en Londres, y el gran ausente de la cita del sábado, el presidente electo de EE.UU., Barack Obama, tendrá que hacer frente a importantes asuntos económicos nada más desembarcar en la Casa Blanca el próximo 20 de enero.
Algunos analistas parecen coincidir en que la ausencia de Obama hizo imposible alcanzar grandes acuerdos vinculantes.