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Viernes, 26 de abril de 2024



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Bush propone plan para evitar recesión

| Sábado 19 enero, 2008




Mandatario estadounidense externó preocupación por situación de economía
Bush propone plan para evitar recesión

Presidente propuso programa de $145 mil millones para combatir desaceleración

Washington
EFE

George W. Bush, presidente de Estados Unidos, propuso el viernes un plan de medidas de reactivación de la economía que debe aplicarse de manera urgente para evitar la recesión, y que tiene que estar dotado, al menos, con unos $145 mil millones.
El discurso del Presidente llega en un momento de especial preocupación, después de que los analistas de varios bancos de inversión alertarán que la economía creció en el último trimestre de 2007 un 1%, y que en el 2008 pue
de llegar la recesión. El jueves, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, pidió un paquete de medidas contundente, pero temporal, para evitar que un gasto excesivo agrave el déficit presupuestario del país.
El viernes, Bush se hizo eco de la preocupación sobre la situación económica y reconoció que existe el riesgo de un cambio de ciclo, es decir, el paso del crecimiento económico a la recesión.
“La continuada inestabilidad en los mercados financieros e inmobiliarios puede causar un daño adicional a la economía en general, y poner en peligro el crecimiento y la creación de empleo”.
La mejor manera para evitarlo, dijo Bush, es poner en marcha un paquete de medidas lo suficientemente “grande” como para reactivar el crecimiento, y dijo que debe estar dotado, al menos, con el 1% del Producto Interior Bruto, es decir, unos $145 mil millones.
Este dinero debe llegar directamente a los bolsillos de los consumidores, a través de dos vías, desgravaciones fiscales para los negocios que inviertan y la devolución de impuestos para los particulares.
“Si dejamos que los estadounidenses se queden con algo de dinero (de los impuestos), ello hará que aumente el gasto”, dijo Bush, consciente de que el consumo representa las dos terceras partes del PIB estadounidense.
En el año 2002, cuando el país estaba sufriendo todavía los efectos de la recesión de 2001 y de los ataques terroristas, el Gobierno estadounidense aprobó una medida similar, que permitió a cada ciudadano recibir $300, o $600 si tenía carga familiar.
Según un estudio de Moody's, cada dólar de los impuestos devuelto a los ciudadanos genera a su vez un beneficio de $1,19.
Los demócratas prefieren otra vía, la de incrementar las prestaciones por desempleo, que tiene una efectividad mayor, $1,73 por cada dólar gastado, según Moody's.
En su intervención del viernes, Bush coincidió con Bernanke en que “este paquete debe ser temporal, y debe ponerse en
marcha de manera inmediata”.
El Presidente aclaró además que, en ningún caso, las medidas deben incluir una subida de los impuestos, de la que son partidarios algunos demócratas.
A lo largo de la campaña electoral, varios aspirantes demócratas a la presidencia han anunciado su intención de incrementar los impuestos de las rentas más altas para financiar medidas sociales, como la extensión universal de la sanidad.
El Presidente advirtió al Congreso que lanzar mensajes a la población de que los impuestos pueden subir, hace que se contenga el gasto y la inversión de las empresas, lo que causa un grave daño a la economía.
En el año 2001 y 2003, la administración Bush puso en marcha un plan de recorte de impuestos que vencerá en 2010, bajo el mandato del nuevo presidente.
El viernes, Bush pidió a los legisladores que, llegado el momento, extiendan esta medida, porque de lo contrario “los impuestos volverán a subir y ello pondrá en riesgo la creación de empleo y el crecimiento económico”.
“El Congreso tiene la responsabilidad de evitar que ello suceda. Es crítico que el Congreso convierta este alivio fiscal es algo permanente”, dijo Bush.
Pero en el corto plazo, lo más importante -dijo- es poner en marcha este paquete de medidas urgentes, e instó al Congreso a ponerse a trabajar de inmediato, dado que existe un amplio consenso al respecto.
El Presidente encargó al secretario del Tesoro de Estados Unidos, Henry Paulson, la tarea de dirigir los esfuerzos de su Gobierno por conseguir que las negociaciones con el Congreso lleguen a buen término.






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