Alfaro viajó a Europa: calladito, más bonito

Gustavo Alfaro, no estuvo presente en el clásico Saprissa y Alajuelense y tampoco asistió al clásico provincial entre el León y Herediano, se supone, tres equipos qué a nivel local, aportarán a la Tricolor el mayor número de jugadores para el crucial juego del 23 de marzo contra Honduras, repechaje a la Copa América.

El técnico argentino cayó en la tentación de la inmensa mayoría de sus colegas en todo el planeta fútbol, qué en circunstancias idénticas, hacen lo mismo.

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Se trata de inventarse un viaje de placer, disfrazado de trabajo, para recorrer varios países del mundo, usualmente en las más bellas ciudades de Europa, para conversar con los legionarios de cada una de las respectivas selecciones, previo a compromisos internacionales oficiales.

El técnico Alfaro viajó a París, luego irá a Londres, Escocia, Bélgica y terminará el sacrificado viaje de labor en la soñada Grecia. Hoteles de lujo, viáticos y por supuesto su salario millonario mensual.

Conversará con Keylor Navas, Brandon Aguilera, Josimar Alcócer, Kenneth Vargas, Christopher Núñez, Alvaro Zamora, Jewisson Bennette y Rónald Matarrita. Igual los verá entrenar.

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Se supone que el tema central de estas conversaciones y visorías, están concentradas en el juego frente a los catrachos. Dicen qué hablando se entiende la gente, de manera qué de estas conversaciones, Alfaro sacará provecho para planificar mejor el juego del repechaje y desde luego conocer de primera mano, sin que nadie se lo cuente y no por medios digitales o telefónicos, si podrá contar con este núcleo de futbolistas para esa determinante confrontación.

Como lo escribimos en esta Nota hace pocos días, este viaje del técnico a Europa era completa y absolutamente innecesario. Por algo el entrenador viajó a escondidas, sin hablar con nadie. Sus jefes tampoco remitieron un comunicado oficial.

Sin querer jugar de aldeanos y reconociendo que esto que hace Alfaro, igual lo repiten técnicos de todo el mundo, qué diferente hubiera sido enterarse de que el entrenador de la Selección Nacional, como en su momento lo hizo Oscar Ramírez, hubiese renunciado públicamente a este periplo turístico.

Poder haber escuchado a don Gustavo, manifestarse, en el sentido de que prefería concentrarse en observar a jugadores del medio local de todos los equipos, en lugar de viajar a tantas ciudades a charlar con un grupo de legionarios, hubiese sido más ejemplar y edificante.

gpandolfo@larepublica.net