Profesionalizar observación de aves potenciaría imagen de Costa Rica como “hot spot” mundial

Alrededor de 750 mil turistas realizaron alguna actividad de turismo de aves y de ellos, unos 200 mil vinieron a Costa Rica con fines exclusivos de observación durante el 2019, según estimaciones de la Mesa Nacional de Aviturismo.

Esto se tradujo en un ingreso al país superior a los $800 millones.

Es por ello, que la organización impulsa la profesionalización del segmento, con la intención de aumentar la llegada de turistas en diversas regiones.

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“Esos números los generamos para demostrar el rol importante que tiene el segmento de mercado dentro de la variedad de actividades de ecoturismo que se desarrollan en el país, incluso con más peso que otros nichos. Si vienen más observadores de aves y las empresas están capacitadas, esto beneficia a toda la cadena, incluyendo hospedajes, restaurantes y sitios especializados”, dijo Sergio Arias, director de la Mesa Nacional de Aviturismo.

Un 64% de los turistas que ingresaron al país por la vía aérea durante el 2019 tenía motivos de disfrutar de actividades de ecoturismo, mientras que un 12% dijo haber practicado observación de aves con equipo especial, según datos del Instituto Costarricense de Turismo (ICT).

Cortesía / La República

Arias reconoce que no están “descubriendo el agua tibia”, ya que la actividad se practica hace muchos años en el país.

Sin embargo, la intención de profesionalizar al sector, busca que los turistas especializados encuentren en Costa Rica las condiciones idóneas, de tal manera que nuestro país se convierta en un “hot spot” mundial.

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Y es que un visitante que práctica la observación de aves puede superar de dos a tres veces el gasto promedio diario de un turista tradicional, según las estimaciones de este sector.

“Un pajarero puede invertir dos o tres veces esa cantidad, puede gastar de $200 a $300 por día, debido a la cantidad de actividades. Pueden empezar a las 5:00 a.m. y terminar a las 10:00 p.m, consumiendo de dos a tres actividades más que un turista tradicional”, agregó Arias.

Tener senderos de dificultad media bien rotulados, contar con miradores, plataformas, estaciones de alimentación y plantas nativas de la región para las aves locales, son parte de las acciones que deben implementar las empresas que se dedican a este negocio.

Asimismo, se debe tener conocimiento de lugares complementarios alrededor de los negocios, tener guías locales con ética y buenas prácticas, para alcanzar la la sostenibilidad de la actividad en el tiempo.

Por otra parte, los establecimientos que desean incursionar en este nicho de mercado deben tener claro cuál es la característica de su región, especies endémicas o migratorias, la ecozona donde se encuentran, y esto se logra con capacitación previa.

Cortesía / La República

Y es que, aunque existen destinos tradicionales de observación de aves, como en La Fortuna, Tortuguero y Monteverde, se pretende generar un apertura de turismo en zonas no tradicionales como Turrialba, Coto Brus, la Península de Osa, Caño Negro, la Península de Nicoya.

“Viene quitarle presión a algunas zonas del país que están desarrolladas y viene a abrir oportunidades de turismo cuando se necesita, por ejemplo, la temporada baja, cuando suceden una serie de condiciones especiales del grupo biológico aves que lo hacen atractivo para que gente venga en ese periodo y aumente la ocupación”, explicó Arias.

La intención de la Mesa Nacional de Aviturismo es que las visitas anuales aumenten, ya que las proyecciones que tienen para los próximos cinco años son catalogados como favorables, por este motivo trabajan con el ICT nuevos proyectos para retomar las visitas de visitantes especializados del sector que puedan poner en la mente de los extranjeros el destino de Costa Rica.

Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea son los principales mercados emisores de turistas que vienen al país para realizar actividades de aviturismo, según el último estudio de la organización.

El país cuenta desde el 2016 con una Ruta Nacional de Observación Aves desarrollada para nacionales y extranjeros, con un circuito que integra prácticamente todo el territorio nacional, que le permite al visitante completar la experiencia con otras actividades locales.