Presupuesto en tiempos de crisis
Vale la pena preguntarse y que los propios legisladores cuestionen en este periodo de análisis: ¿qué se está haciendo para tratar de disminuir los gastos en la función pública?
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 03 septiembre, 2009
El plan de gastos presentado por el Gobierno para el próximo año llega al Congreso con dos componentes que es imperante tomar en cuenta para su discusión: casi la mitad de los recursos se obtendrán mediante nuevo endeudamiento, y se trata de un plan presupuestario elaborado en un año de crisis, además de preelectoral. Sobre el primer punto resulta prácticamente imposible no financiar los gastos del Gobierno el próximo año con endeudamiento, dado que a raíz de la crisis los buenos resultados obtenidos en el pasado en cuanto a recaudación tributaria este año se han venido abajo. En relación al segundo aspecto, sí existen varios elementos que los diputados pueden tomar en cuenta durante el próximo mes en que deben estudiar el proyecto. En términos generales el presupuesto representa un aumento del 7% en relación con el del año anterior; es decir, cerca de un punto más grande en términos reales, si tomamos en cuenta que la inflación interanual ronda el 6%. Si bien el aumento no sería tan grande, en un año de crisis vale la pena preguntarse y que los propios legisladores cuestionen en este periodo de análisis: ¿qué se está haciendo para tratar de disminuir los gastos en la función pública? Sabemos de la necesidad imperante que tiene el país de mejorar en áreas como infraestructura, educación o el sector social, pero también consideramos necesario conocer qué esta haciendo el Ejecutivo para tratar de evitar gastar el dinero que no se tiene. Por tratarse de un año preelectoral los legisladores bien podrían caer en la tentación —mala práctica de hace unas décadas— de aprobar un plan con algunos excesos, previendo quizás que el candidato de su agrupación podría resultar vencedor en las elecciones de febrero. Esto sin embargo, sería un lamentable retroceso y una irresponsabilidad, cuando más bien a los costarricenses se nos ha demandado cuidar nuestros recursos familiares en tiempos de vacas flacas como los actuales.