Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Miércoles 05 septiembre, 2012
Jorge Luis Pinto está en la obligación de levantar la moral a sus discípulos y bajarle los decibeles al eventual poderío de la selección mexicana.
Es lo que dicta la lógica en cualquier equipo del mundo y lo que debe hacer un entrenador ya sea de un colectivo o individualmente.
México tiene un nivel de fútbol inferior a Argentina, Brasil y España, tres rivales de peso a los que Costa Rica enfrentó en amistosos (nunca lo olvidemos), con buen suceso.
Como parámetro, el haber enfrentado a esas tres potencias futbolísticas del planeta, le sirve a los seleccionados costarricenses, básicamente para no entrar con temor a los partidos ante los mexicanos.
Aquí en Costa Rica, a México no le tiene miedo nadie.
Se le tiene respeto y quienes analizan el fútbol correctamente, reconocen que su nivel futbolístico es superior al nuestro, y no por poquito, sino por mucho y esto es lo que está en juego el viernes, para no lanzarnos todavía al juego de vuelta en el Azteca.
Ahora, una cosa que adelanta Pinto es cierta.
Si la Selección Nacional logra jugar un gran partido, desde luego que puede derrotar a México, pero ese gran partido que urge, hace rato que no lo vemos en el fútbol costarricense.
La Selección Nacional de Pinto está repleta de dudas y no tanto porque no haya logrado armar un equipo titular, sino, todo lo contrario, porque por lo menos ocho jugadores que han sido estelares en la formación del colombiano, no han podido construir muy buenos partidos.
El tridente de ataque hace rato que juega junto: Saborío en punta y Ruiz con Campbell a sus flancos, lo único que nos han ofrecido son pinceladas individuales y escaso fútbol de conjunto. Si estos tres jugadores no se juntan y se asocian el viernes, serán presa fácil de Rodríguez, Moreno, Salcido y Zavala, el bloque central defensivo del Chepo de la Torre.
Costa Rica ha sido nulo en agresividad ofensiva por la derecha; Salvatierra, Oscar Rojas y Mora no penetran. Lo hace un poco mejor Oviedo por la izquierda; sin embargo Bryan no cierra en el área.
Nuestra zona central defensiva es incierta y poco segura con cualesquiera que jueguen: Pipo, Acosta, Miller, Umaña, Badilla. Es una zona que preocupa y mucho. Cubero y Barrantes marcan, pero no construyen, alimentan poco; no generan fútbol agresivo en ataque. ¿Podrá Pinto variar todo esto, pero no de palabra, sino con balón en cuerpo?
Seguimos mañana.
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