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NOTA DE TANO


Nota de Tano

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 18 febrero, 2014

Gaetano Pandolfo

NOTDice mi colega y compañero Luis Fernando Rojas, que los vándalos que entraron al Estadio Nacional el domingo y ocuparon asientos con silla numerada, fueron favorecidos por un “gato casero”.

Si no… pregunta el colega: ¿cómo entraron casi 200 energúmenos al estadio a ocupar sillas numeradas, si no fue con entrada en mano?

¿Y quién se las vendió?

Los dirigentes del Cartaginés se pasaron las horas previas al juego frente a la Liga, quejándose de que la recaudación millonaria que se esperaba, se desplomó por la goleada que les metió el Santos en el juego anterior. El 3-0 borró de la tesorería brumosa la frondosa suma de 50 millones que esperaban para el domingo.

¿Pudo quizá la dirigencia del Cartaginés o su gerencia deportiva, analizar la posibilidad de cortar gastos en la organización del juego y uno de los renglones afectados fue la seguridad privada?

Se puede especular en este renglón por la ausencia de efectivos en las zonas donde los vándalos se movieron a sus anchas.

Ahora, otro tema interesante y actual: ¿quién supervisa a las empresas privadas de seguridad, un lucrativo negocio de la era moderna, nacido al amparo de la pachucada y la violencia?

¿Unos gordidos bien panzones y unas damas la mayoría cargadas en kilos, que se ubican a la par de los fortachones levantadores de pesas para supuestamente controlar los actos violentos de estos desalmados, reciben cursos de seguridad, sicología, manejo de armas, control del estrés, reacción en grupo, manual de operaciones o simplemente se enfundan una camiseta del mismo color, se ganan una extra y punto?

El comportamiento de los cuerpos de seguridad privada en el juego del pasado domingo fue deficitario por no calificarlo de patético. Ellos fueron los testigos y espectadores más cercanos del lamentable evento.

Apoyando el clamor popular de que se la solución definitiva al problema es prohibir el ingreso de las barras bravas a los estadios, insistimos que en caso de no prosperar esta gestión, la Fuerza Pública experimente cómo se puede poner o mover la cosa, si se corta de tajo el traslado de los vándalos a los coliseos. Cero autobuses para transportarlos y vigilancia policial en los puntos de reunión de las turbas.

Detención, cárcel y condena para los revoltosos que a muchos kilómetros de los estadios, quieran incendiar el entorno.


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