Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 11 diciembre, 2007
Estamos todos en la repartidera de culpas.
Fracaso es la palabra clave.
¿Quiénes son los responsables?
La pelota va de lado a lado; abundan los razonamientos pero escasean las soluciones.
Leo y repaso espacios de opinión de colegas que hacen los señalamientos de la crisis, mas no escriben una sola solución.
Los ahora analistas que antes fueron futbolistas, defienden al gremio y dirigen las baterías de la culpa a la dirigencia.
Compañeros de viaje del técnico de turno, evaden herirlo y ven más accesible la ruta que condena al dirigente.
Hernán Medford asume su responsabilidad y se deja la tajada que le corresponde del fracaso.
Pero…
Tampoco renuncia y menos que le van a rebajar el salario, ahora que se quedó sin la mitad de su trabajo. El cuerpo técnico de la tricolor va a ganar lo mismo, haciendo menos.
Así es fácil hacerse responsable de parte del fracaso.
Tampoco crea Hernán que buscamos su destitución; seguimos plenamente de su lado a pesar de los continuos contratiempos.
Me agrada la tripleta Medford-Tulbovitz-Ramírez y estamos con ella, sin entender, eso sí, varios de sus pasos.
Cuando se ha visto fútbol por tantos años, no es difícil vislumbrar lo espinoso de la ruta; hace rato, hace muchos meses, que el fútbol de Panamá envía señales que deben alertar a los nuestros.
En el aspecto individual, es evidente que Panamá cuenta con mejores futbolistas que los nuestros; lo hemos ratificado en este par de últimos compromisos entre los preolímpicos y la mayor.
Reflexiono por ahora sobre la línea de ataque.
Desde que Paulo César Wanchope irrumpió como número nueve del fútbol costarricense, quedamos atados a un futbolista que para miles es un genio, pero que otros lo consideramos técnicamente limitado, incluso con su rodilla sana.
Puede que las estadísticas personales de Wanchope nos aplasten, pero esos son otros cien colones; personalmente, siempre he creído que el ataque de la Selección Nacional afincado a lo que podía hacer Paulo César, nos limitaba y bastante.
Hoy sucede exactamente lo mismo; el sustituto de Wanchope es otro jugador tan extraño como el propio Paulo César: nos referimos desde luego a Alvaro Saborío.
Depender de los goles de Saborío en la eliminatoria dificilísima que se acerca en ruta al Mundial 2010, es firmar el suicidio; más limitado técnicamente que el propio Wanchope, la Selección Nacional no tiene ninguna garantía de efectividad con este ariete.
¿Hace cuánto no anota con la tricolor?
Y él va a ser el indiscutible número nueve de Medford.
Entonces, cuando uno mira a delanteros panameños como Torres, Arosemena y Cooper, por citar solo a tres de seis o siete, cualquier analista barato del fútbol se da cuenta de que estamos en desventaja, más de esto nadie opina nada.
Saborío puede ignorar a quien ose criticarlo, como en su momento lo hizo Wanchope con nosotros y eso, desde luego, no deja dividendos, menos periodísticos.
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