Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Miércoles 26 septiembre, 2007
Las palizas que sufrieron el Deportivo Saprissa y Liga Deportiva Alajuelense el pasado domingo, ante Puntarenas y Pérez Zeledón, respectivamente, podrían analizarse en el sentido de que las diferencias de poder entre los equipos de la primera división se están acortando.
Se han dado algunos sucesos en las últimas temporadas para ir valorando esa teoría. Los títulos de Santos y Pérez Zeledón de mitades de campeonatos; la coronación de Puntarenas como monarca de Uncaf y muchísimos resultados de partidos en que los llamados chicos han hincado a los grandes.
Sin embargo y a la hora de la gran verdad, se repasa la lista de campeones nacionales de los últimos 14 años y solo salen los nombres de dos equipos: Saprissa y Alajuelense.
La última intromisión fue del Herediano de Juan Luis Hernández en 1993, cuando gracias a un garrafal error arbitral despojaron al Cartaginés del añorado gallardete.
De manera tal que si estos equipos que durante el certamen se dan el lujo de humillar y golear a los grandes no logran repetir esta clase de victorias en los partidos que de verdad son los que definen los títulos, y desde luego estamos hablando de semifinales y finales, tendremos que darle al director técnico del Saprissa, Jeaustin Campos, toda la credibilidad cuando manifestó, después de que su equipo fue aplastado en el Puerto, 4-1, que ese fue un resultado “ficticio”.
Nadie que siga el campeonato mayor de fútbol en los últimos años puede negar que las distancias entre los dos grandes y el resto de equipos se ha acortado. Es más, esa es una constante en todo el universo del fútbol donde cada vez se dan más resultados sorpresivos y a los colosos les cuesta más reeditar sus hazañas. Nada más repasemos la paliza que se llevó el pasado domingo River Plate en Argentina ante los Tigres y el gris empate del Real Madrid ante el recién ascendido Valladolid.
Lo que sucede es que a la hora buena, una vez que se desgranan las llaves de competencia y llegan las instancias finales, rara vez el supuesto chico se traga al grande, y entonces ese 3-0 de Pérez Zeledón a la Liga no se repite, ni tampoco el 4-1 del Puerto al Saprissa, y así los aficionados costarricenses de nuevo tenemos que tragarnos la acostumbrada y repetitiva final entre los dos mismos de siempre.
Es urgente recordar que este campeonato se juega en forma diferente y que al final del torneo de Invierno se proclamará un nuevo campeón nacional, de manera que si la ocasión la pintan calva, después de estas caídas catastróficas de los dos grandes podríamos ir pensando que bien puede darse la ansiada revolución en la cima de la clasificación y el fútbol criollo corone a un nuevo y “desconocido” soberano. Para que esto se dé, tienen la palabra Pérez, el Puerto, Herediano y varios más.
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