Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Miércoles 26 noviembre, 2008
Los equipos de fútbol, como los seres humanos se sostienen en un esqueleto.
Normalmente los analistas nos hablan del esqueleto del equipo; cinco o seis jugadores que forman la base de un equipo de fútbol, por lógica, habituales en su alineación.
¿Cuál fue el esqueleto del Herediano?
Ricardo González, Mauricio Solís, Robert Arias, Marvin Angulo y…
…y nadie más.
En ninguna línea del equipo, el Herediano tuvo, mantuvo o sostuvo jugadores regulares y como este detalle no se derivó de lesiones, resultó extraño entonces el comportamiento de su cuerpo técnico.
Futbolistas curtidos en campeonatos nacionales como Leonardo González, Félix Montoya, Daniel Vallejos, Jafet Soto, Cristian Blanco y Kenneth Vargas, por citar solo a seis, no lograron rol de protagonismo en toda la larga temporada del Torneo Apertura.
Fácil deducir que si unimos los nombres de los primeros cuatro: Ricardo, Arias, Mauricio y Angulo, con los otros seis nos sale una formación titular que se la desea cualquier equipo de nuestro modesto campeonato, porque el puesto 11 se llena simplemente con el colombiano Oscar Briceño, ralito pero al menos pulseador.
Una formación con Ricardo en la portería: Angulo, Arias, Solís y González, en defensa; Vallejos, Montoya, Jafet y Blanco, en la cintura; Vargas y Briceño en ataque es de respeto y debe alcanzar para clasificarse.
Agréguele a la nómina los nombres de seis o siete novatos que Wanchope puso a jugar a lo largo del Apertura, más otros futbolistas como Adrián de Lemos, Alberto Jiménez, Bismarck Acosta, Jonathan McDonald, con mucha ruta transitada en la primera división y nos da como resultado un equipo casi obligado a clasificarse a las instancias finales del torneo.
Recuerdo que en los primeros partidos del Herediano bajo la batuta técnica de Wanchope, tuve la osadía de comparar la cintura del equipo florense, en cuanto a los roles de los jugadores con los de la selección española, que por aquellos días conquistaba la Eurocopa.
Me encantó ver como jugaron en un partido del Herediano en su medio campo, Angulo, Acosta, Montoya, Blanco y José Sánchez, un talento del fútbol criollo que lamentablemente para el equipo, después se lesionó.
Bueno, esta cintura de los florenses, por una razón u otra, poco a poco, partido a partido fue desapareciendo de la formación estelar del equipo, repito, sin razones de peso en cuanto a lesiones o suspensiones (salvo el caso de Sánchez).
Como esto que reseñamos se dio en todos los departamentos del Herediano, con excepción única de su portería y de Mauricio Solís en el eje de la defensa, toca a la dirigencia del club florense, a la hora de confrontar el informe de labores que les prepara su técnico Wanchope, plantear el interrogatorio pertinente.
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