Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 29 septiembre, 2008
En nuestra Nota de fin de semana nos aventuramos por lo que le vimos a la Universidad en su partido contra la Liga, que podía traerse algo de su visita a Desamparados donde enfrentaría al líder, Brujas.
No defraudaron nuestro análisis los celestes, que le empataron a los hechiceros un partido parejo y que pudo volcarse para cualquiera de los dos lados en la segunda parte.
Tantos años de ver fútbol, algo se aprende y es fácil sacar conclusiones sobre el desenvolvimiento de los equipos nacionales. En ocasiones se gana jugando bien; en otras jugando mal, pero lo que más resalta aparte el resultado final es poder analizar y comentar sobre la forma en que está jugando un equipo y lo dijimos en esa Nota, la UCR juega bien al fútbol y por eso tiene capacidad de sacarle unidades al equipo mejor plantado.
No podemos decir lo mismo del Alajuelense, porque la Liga hace rato que no juega bien al fútbol. Puede que el motivo sea la juventud de la nómina, pero también en ocasiones, como sucedió la noche del sábado en el clásico, el equipo estuvo mal alineado, mal estructurado y lo peor, su técnico Marcelo Hugo Herrera no reaccionó como estratega para corregir los desatinos tácticos nacidos de sus erradas decisiones en el vestidor.
Desde que empezó el partido se notó el hueco en el sector derecho defensivo de los manudos; nadie supo, salvo Popeye, qué misión tenían Juan Ignacio Sils y Pablo Herrera, éste, en línea, adelante, a seis metros del otro.
Michael Barrantes y Alejandro Alpízar hicieron fiesta en el sector y produjeron una tras otra las ocasiones de gol.
Puede que don Marcelo no pudo reaccionar en doce minutos cuando cayó el primero; pero tampoco lo hizo cuando cayó el segundo y tampoco lo hizo hasta el minuto 79 cuando sustituyó a Pablo.
¿Por qué no ordenó apretar las marcas de Michael y Alejandro, con Sils y Herrera?
Le fue más cómodo sacrificar a Giancarlo González, a quien Celso le ganó el viaje en el 1-0, pero ese viaje de Borges pudo ser cortado por Wardy Alfaro, si se sale por la bola que venía del tiro de esquina. El portero rojinegro lució estático.
El problema táctico del Alajuelense no fue tanto en la retaguardia; con línea de tres o de cuatro se defendió como pudo. El lío fue la cintura porque no hubo un número diez nunca.
Nadie entendió de que jugó Pablo Herrera, escondido muy lejos de sus volantes de marca, pegado a la línea por el sector ofensivo derecho sin nada que hacer. Lo mínimo que esperamos los seguidores de la Liga era la variante que Popeye ordenó con éxito ante el Cartaginés. Pasar a Juan Ignacio Sils al medio campo, como enlace y bajar a Pablo al carril derecho a pegársele a Alpízar.
Antes de seguir mañana…¿por qué la Liga no fichó a Cancela y dejó que Liberia le ganara el viaje? ¿No se enteraron que andaba desocupado por aquí?
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