No, no se puede... reservar un cupo en el ferry
| Sábado 25 junio, 2011
No, no se puede… reservar un cupo en el ferry
Muchas veces me da la sensación sin tener estudios científicos ni estadísticos en mis manos que desafortunadamente, después de “pura vida”, “maje”, “un día d’estos” y otras típicas expresiones más, una de las más usadas en Costa Rica es “no se puede”.
Cuando uno enfrenta situaciones que involucran un proceso que es obsoleto o es ridículamente complicado y extenso, que sobre todo le roba a uno el tiempo innecesariamente, uno llega al punto de preguntarle a algún dependiente: “¿Por qué no…? ”. Inmediatamente, cual bala que sale de fusil, contesta: “Ah no, no se puede”.
Como uno ha tenido la oportunidad de ver o enterarse cómo se manejan las cosas en otros países, donde las sencillas sí se pueden hacer y sí se hacen, uno contesta: “¿Por qué no se puede?” “Bueno”, se oye, “de poderse se podría… pero, diay, no se puede”. Con el rabo entre las piernas uno vuelve a hacer fila, algunos se comen las uñas del colerón, se espera y espera, se adapta al “sistema” y calla, claudica, capitula.
Un ejemplo clásico: en muchos países, hace décadas que se pueden pedir y pagar por fax, teléfono o Internet cupos en un ferry para carros, camiones y personas muchos meses antes de emprender la travesía… de Barcelona a Istanbul, de Calais a Londres, de Dublín a la Bretaña, de San Jorge a la Isla de Ometepe, etc.
En Puntarenas, hay personas motorizadas que un jueves cualquiera, para montarse al ferry de las 6.30 a.m. a Playa Naranjo, llegan a hacer fila a las 4.45 a.m.. ¡Qué pecao!, dicen algunas doñitas, ¡qué atrasados!, dicen otros. No importa si es la familia en su Corollita, el chunchón de la cervecería o el que viene repleto’e cemento y varilla.
A veces, al ferry ya no le cabe ni un suspiro y deja carros y camiones pa’l próximo (horas después), a veces lleva seis carritos en una embarcación pa’ 40. No importa a quien se le pregunte si no se podríííía eventuaaaalmente llegar a un sistema de reservación de cupo, la contestación unánime es: “No, eso no se va poder hacer”.
La misión de la Cooperativa Nacional de Transporte Marítimo, Coonatramar dice: “Brindar un servicio de transporte marítimo y de cabotaje, seguro y eficiente, con un alto valor agregado de calidad para el usuario y una cultura empresarial orientada a la satisfacción total de los pasajeros en la travesía”.
Señores de Coonatramar, parte del valor agregado para el usuario y parte de su satisfacción total se da antes de montarse al ferry. Un sistema de reserva y pago de cupos para vehículos por Internet bien diseñado (o mejor dicho, bien copiado), no solo sería de gran ventaja para el usuario, sino también para ustedes, ya que de antemano sabrían cuántas y qué tipo de embarcaciones utilizar cada día y se apegarían más a su misión.
Claro, como en todo, querer es poder. Que nadie me diga “no se puede”, mucho menos tratándose de algo tan simple. El sistema clásico de montarse al ferry continuaría en paralelo.
Alf Giebler
Consultor
alfgiebler@hotmail.com
Muchas veces me da la sensación sin tener estudios científicos ni estadísticos en mis manos que desafortunadamente, después de “pura vida”, “maje”, “un día d’estos” y otras típicas expresiones más, una de las más usadas en Costa Rica es “no se puede”.
Cuando uno enfrenta situaciones que involucran un proceso que es obsoleto o es ridículamente complicado y extenso, que sobre todo le roba a uno el tiempo innecesariamente, uno llega al punto de preguntarle a algún dependiente: “¿Por qué no…? ”. Inmediatamente, cual bala que sale de fusil, contesta: “Ah no, no se puede”.
Como uno ha tenido la oportunidad de ver o enterarse cómo se manejan las cosas en otros países, donde las sencillas sí se pueden hacer y sí se hacen, uno contesta: “¿Por qué no se puede?” “Bueno”, se oye, “de poderse se podría… pero, diay, no se puede”. Con el rabo entre las piernas uno vuelve a hacer fila, algunos se comen las uñas del colerón, se espera y espera, se adapta al “sistema” y calla, claudica, capitula.
Un ejemplo clásico: en muchos países, hace décadas que se pueden pedir y pagar por fax, teléfono o Internet cupos en un ferry para carros, camiones y personas muchos meses antes de emprender la travesía… de Barcelona a Istanbul, de Calais a Londres, de Dublín a la Bretaña, de San Jorge a la Isla de Ometepe, etc.
En Puntarenas, hay personas motorizadas que un jueves cualquiera, para montarse al ferry de las 6.30 a.m. a Playa Naranjo, llegan a hacer fila a las 4.45 a.m.. ¡Qué pecao!, dicen algunas doñitas, ¡qué atrasados!, dicen otros. No importa si es la familia en su Corollita, el chunchón de la cervecería o el que viene repleto’e cemento y varilla.
A veces, al ferry ya no le cabe ni un suspiro y deja carros y camiones pa’l próximo (horas después), a veces lleva seis carritos en una embarcación pa’ 40. No importa a quien se le pregunte si no se podríííía eventuaaaalmente llegar a un sistema de reservación de cupo, la contestación unánime es: “No, eso no se va poder hacer”.
La misión de la Cooperativa Nacional de Transporte Marítimo, Coonatramar dice: “Brindar un servicio de transporte marítimo y de cabotaje, seguro y eficiente, con un alto valor agregado de calidad para el usuario y una cultura empresarial orientada a la satisfacción total de los pasajeros en la travesía”.
Señores de Coonatramar, parte del valor agregado para el usuario y parte de su satisfacción total se da antes de montarse al ferry. Un sistema de reserva y pago de cupos para vehículos por Internet bien diseñado (o mejor dicho, bien copiado), no solo sería de gran ventaja para el usuario, sino también para ustedes, ya que de antemano sabrían cuántas y qué tipo de embarcaciones utilizar cada día y se apegarían más a su misión.
Claro, como en todo, querer es poder. Que nadie me diga “no se puede”, mucho menos tratándose de algo tan simple. El sistema clásico de montarse al ferry continuaría en paralelo.
Alf Giebler
Consultor
alfgiebler@hotmail.com