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FORO DE LECTORES


Miguel Angel o Laura... ¿quién fue mejor?

| Sábado 28 abril, 2012


Miguel Angel o Laura… ¿quién fue mejor?

Olvidémonos por un instante de litigios, jueces y fiscales. Miguel Angel Rodríguez y Laura Chinchilla se parecen en más de lo que muchos imaginarían.
Y no es solo porque ambos subieron al puesto más alto al cual un costarricense puede aspirar. Hay, en el camino, recuerdos que me hacen verlos en líneas paralelas, pese a sus diferencias políticas y temporales.
Primera coincidencia: Las dificultades de los periodistas para acercarnos a preguntarle o cuestionarle algo.
Recuerdo aún la imagen de mi grabadora de cassette dando tumbos por el suelo en la entonces recién inaugurada planta de la Dos Pinos, cuando uno de sus guardas saltó como resorte a interponer su cuerpo, luego de que con un solo gesto de su brazo, el entonces Presidente no quiso aceptar preguntas… El Faraón, lo llamábamos de cariño entre colegas, por su serio semblante.
Hoy, aunque no cubro más política, escucho repetidamente sobre el mutismo de la señora Presidente, en especial cuando se trata de ministros, amigos o allegados envueltos en cuestionamientos financieros o administrativos. Es comprensible, hablar de bonos y casas es fácil, pero de evasión de impuestos y fracasos legislativos no tanto.
Segunda coincidencia. De principio a fin Miguel Angel gobernó con su idea de un Plan de Concertación Nacional, incluido en él temas financieros y tributarios. Con él llegó hasta el ocaso de su administración, despidiéndose convencido —con la nada despreciable idea— de la necesidad de una reforma al sistema presidencialista.
Laura, mientras tanto, acaba de probar el amargo sabor del fracaso con su principal (no sé si único) proyecto de salvación para el país: el plan fiscal (eso me recuerda que ha habido por lo menos un proyecto tributario de “salvación” en cada gobierno de los últimos 20 años, y seguimos sumando).
Tercera coincidencia, y he aquí la que motiva esta columna: el aumento en los precios de los combustibles.
Cuando los conflictos mundiales de la época (que entonces sí los había y mucho más evidentes que ahora) llevaron el crudo al alza, desde la Presidencia Miguel Angel ordenó buscar un mecanismo para que el precio no golpeara a los costarricenses. No fueron medidas fantasma, como la restricción vehicular o la promesa de biocombustibles. No, fueron más que eso.
Es cierto que hubo errores en el proceso, investigaciones y una que otra cabeza decapitada políticamente, pero al menos se buscó la manera de variar la fórmula que se aplica a los precios. Se vio un intento de perjudicar menos al transportista, al taxista, al autobusero, al conductor que usa su carro cada día para ir a trabajar.
A diferencia, la actual administración ha aplicado lo que parece mejor conocer: el mutismo.
Nadie ha salido a proponer alternativas, los impuestos representan la mitad del precio de los combustibles y los ajustes se siguen dando no sobre la base, sino sobre el acumulado, afectando aún más el precio final. Recope sigue usando el WTI como referencia, pese a que es de donde menos compra, y la Aresep… la Aresep se ha aislado dentro de su lujoso edificio, en otro país, el país de los ricos, allá por Escazú.
Hoy, más de un millón de conductores pagan el precio más alto de la historia por un litro de gasolina. Miguel Angel, ahora expresidente, ha de ser uno de ellos. En esto Laura ya le ganó: su gobierno pasará a la historia como la administración donde la gasolina rompió récords, y llegó a ser la más cara.

Luis Valverde
lvalverde@larepublica.net





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