Maternidad versus paternidad
Claudia Barrionuevo claudia@chirripo.or.cr | Lunes 29 octubre, 2007
Todos los años el colegio donde estudian mis hijas realiza una ceremonia para premiar a destacadas personalidades de nuestro país en varios campos. La semana pasada asistí a la entrega de 2007 y debo reconocer que los 11 galardonados realmente merecían estar allí.
Cada uno de ellos dio un pequeño discurso agradeciendo la distinción y contando un poco su experiencia de vida y de servicio al país.
Me llamó particularmente la atención que dos de los caballeros distinguidos por sus méritos, explicaron que su labor en pos de una Costa Rica mejor los había obligado a estar ausentes de muchos momentos claves de la vida de sus hijos. Reconocían que su poca presencia había sido mitigada por la labor y entrega de sus esposas e hicieron pública su admiración a sus compañeras. Bien dice el refrán que detrás de todo gran hombre siempre hay una gran mujer.
Una importante académica que también fue reconocida esa noche por su labor de décadas, habló de sus hijos. No mencionó haber estado ausente de sus vidas (no es políticamente correcto que una mujer diga eso) y no creo que lo haya estado. No agradeció a ninguna pareja —no sé si la tiene— pero recordó que cuando realizó su doctorado, becada en una universidad europea, convivió con sus hijos que tenían entonces tres y cinco años. Bien dice el refrán que madre hay una sola.
Eso me recuerda una frase que solían decirme mis hijas cuando eran pequeñas: ¿vos sos mi mamá preferida? A lo que yo siempre respondía: ¿Dónde están las otras para que me vengan a reemplazar un ratico?
Regresando a la ceremonia de premiación, una sola galardonada estuvo ausente pues tenía un viaje impostergable. Su hija, muy orgullosa, habló en su nombre. El gran logro de la doctora premiada es haber creado el laboratorio donde se realizan las pruebas de paternidad.
Porque si bien muchos hombres se ven forzados a no estar tan presentes en la vida de sus hijos a causa de sus obligaciones (y porque la sociedad así lo permite) muchos otros no quieren asumir ninguna responsabilidad. Ni emocional, ni económica. Ni siquiera conceder su apellido.
El mundo ha evolucionado considerablemente con relación a las posibilidades laborales y de liderazgo de las mujeres. En nuestro país las jefas de las dos bancadas mayoritarias en la Asamblea Legislativa son mujeres. Tenemos ministras, rectoras, juezas, académicas y un gran número de profesionales en diversas áreas. En el mundo cada vez hay más jefas de estado y últimamente muchas ministras de defensa.
Estoy segura que la mayoría de ellas han debido trabajar el doble o el triple para llegar hasta donde han llegado. Posiblemente tuvieron que combinar los estudios y el trabajo no tener hijos para poder competir con los hombres que —aunque sean padres responsables— no se ven obligados a dedicar el tiempo con la ardua tarea de la maternidad. O escoger y la atención que requiere la crianza.
Una mujer destacada en lo profesional, que además se haya desempeñado como madre, tiene doble mérito. O triple.
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