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La Isla Nublar que nunca fue hoy puede serlo con la Ley de Atracción de Inversiones Fílmicas

Monserrat Soto Roig msoto@ecija.com | Jueves 02 diciembre, 2021

MOnserrat

Monserrat Soto

Asociada ECIJA Legal

Especialista en Propiedad Intelectual

Corría el año 1993. No existían aún las grandes cadenas de cine que hoy conocemos en centros comerciales. Las plataformas de streaming no estaban ni cerca de inventarse, pocos hogares tenían televisión por cable y la oferta de películas se limitaba a salas de cine, casi todas en el centro de San José. Generation Z, así vivíamos.

Pero fue en ese año que vimos con gran ilusión y orgullo que nuestro país chiquitico era mencionado en una super producción hollywoodense. ¿La recuerdan? ¡Exacto! Jurassic Park. La emoción duró poco, pues el cintillo de “San José, Costa Rica”, se encontraba acompañado de una imagen de una playa. Algo no calzaba. “Ma, ¿hay playas en San José?” “No, Monse. Alguien no investigó bien”, fue lo que me contestaron.

Más profunda fue la decepción cuando nos enteramos que Costa Rica ni siquiera había sido locación para filmar la película, pues el rodaje de las escenas tuvo lugar en Hawai. La Isla del Coco nunca fue la Isla Nublar, y tampoco había dinosaurios aquí.

Sin embargo, la película, aún y con sus inconsistencias, puso de manifiesto lo que ya todos sabíamos: que Costa Rica es exuberante y exótica, y eso nos hace sexys, mercadeables.

El país ha explotado estas características por años con muchísimo éxito, pero fue hasta muy recientemente que se planteó, en el seno de la Asamblea Legislativa, un proyecto de ley que busca vender a nuestro país como un destino fílmico.

Tomando la experiencia de otros países como República Dominicana, Colombia y Panamá, se estructuró el Proyecto de Ley 22.304 de Atracción de Inversiones Fílmicas en Costa Rica, hoy ley de la República, que plantea una serie de exoneraciones e incentivos con el fin de hacer de nuestro país, un destino atractivo que facilite a producciones extranjeras instalar aquí sus rodajes, y con ello, no solo darle mayor proyección al país, sino también generar empleo y encadenamientos productivos.

La lógica en la fórmula es fácilmente aprehensible. ¿Han visto la cantidad de personas que participan de una producción cinematográfica o audiovisual? No solo son los actores y actrices, directores y productoras. Hablamos de maquillistas, vestuaristas, personal de iluminación y fotografía, personal de apoyo para alimentación, locaciones, editores, arreglistas, sonidistas, por mencionar solo algunos.

Pues bien, si pensamos que estos equipos necesitan comer, consumir bienes, alojarse, contratar recurso local para trasladarse e incluso para participar directamente en la producción misma, entre otras, es fácil comprender que el que estas producciones vengan a nuestro país es algo que nos debería interesar muchísimo.

Nuestra Ley de Atracción de Inversiones Fílmicas en Costa Rica busca incentivar actividades como películas de corto, mediano y largo metraje, documentales, series de telerrealidad -que ya han usado a nuestro país como locación-, e inclusive animación digital y videojuegos, que tengan lugar en Costa Rica, ya sea total o parcialmente, y que sean llevadas adelante por personas físicas o jurídicas, no domiciliadas en Costa Rica, como productores o co-productores con personas físicas o jurídicas nacionales.

Además de la exoneración en el impuesto sobre la renta del trabajo personal dependiente o independiente, la suspensión de tributos de importación de equipos y repuestos para la producción, y la exención de todo impuesto sobre útiles, vestuario, maquillaje, y otros, la ley plantea facilidades migratorias, contando con la recomendación de PROCOMER, como lo son las visas y permisos temporales de trabajo para los colaboradores extranjeros del proyecto.

Estos beneficios no son gratis: estas producciones deben promover los encadenamientos productivos a partir de la contratación de bienes y servicios en los sectores turístico, comercial y/o artístico, y deberán contar con una autorización de parte de la Promotora de Comercio Exterior en Costa Rica (PROCOMER), quien en conjunto con el Ministerio de Hacienda, tiene la gran tarea de gestionar de manera rápida y dentro de los plazos establecidos por ley, no solo la aprobación de los permisos sino también la devolución de los impuestos.

En lo que a recurso humano se refiere, aún y cuando la ley no establece la obligatoriedad de contratar recurso artístico o técnico local, el tener acceso directo a producciones extranjeras, puede darle exposición al talento costarricense y promover y facilitar la transferencia de conocimiento. Colombia, que desde el 2012 tiene una ley similar a la nuestra que sí impone la obligación de contratar el servicio de una productora nacional, ha tenido una experiencia que se reporta en términos generales como positiva. Lo que la ley colombiana denomina “producciones fugitivas”, ha reportado crear fuentes de empleo directas e indirectas, una muy buena exposición al país, así como aprendizaje, sofisticación y profesionalización de procedimientos existentes, siendo estos los aportes más importantes, según ha sido percibido por los mismos trabajadores de la industria. Parece entonces que es un escenario alentador para Costa Rica.

Nos queda pendiente la reglamentación, dentro de los cinco meses a partir de la publicación de la ley. Será clave para operativizar la aprobación de los permisos de PROCOMER, la devolución de los impuestos y definir la forma en que va funcionar el Fondo para el Fomento Audiovisual y Cinematográfico, que se financiará con una retención del 10% del IVA pagado por producciones que superen los US$500,000.00 (el 90% restante se devolverá). También se tendrá que seguir adelante con el proyecto que PROCOMER llama Film Friendly Zones, como la región Brunca, que ya es consideraba amigable para la realización de producciones audiovisuales. Todo ello deberá ir aparejado de una campaña de mercadeo y publicidad que dé a conocer a nuestro país como un destino fílmico, en especial en festivales especializados.

Pendiente queda también la construcción de una ley moderna que incentive la producción fílmica nacional, que nos dé una proyección de la industria costarricense de adentro hacia afuera. Eso nos acercará más a otros países latinoamericanos de larga tradición cinematográfica y audiovisual y nos sumergirá más en la economía creativa.






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