La Cueva lista para que no la arrase el huracán

Liga Deportiva Alajuelense es un equipo sin identidad; Agustín Lleida le robó el corazón rojinegro y temporada tras temporada paga las consecuencias.

Cuando un director técnico pone en la cancha futbolistas con hambre, estos lucharán en procura de la comida. Todo lo contrario, un entrenador que forma con futbolistas con el estómago lleno, estos irán al terreno de juego a dormir la siesta.

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Antes del juego de vuelta de Saprissa y Alajuelense, analizamos en esta Nota a los dos equipos y aunque no dimos al Saprissa como favorito, el resto de las proyecciones se cumplieron.

Cuando Fabian Coito dijo que lo mejor del juego de ida, empatado 0-0 en La Catedral, fue que Saprissa no les hizo un gol, pues apague y vámonos. Con esa manera de pensar de un técnico que se está jugando un título, era lógico que Jeaustin Campos le pasara por encima.

Nuevo fracaso rotundo del Alajuelense, el hazme reír del fútbol costarricense, repleto de estrellas estrelladas, incapaces de tejer un remate a marco en 45 minutos y de nuevo aferrados a los puños de Leonel Moreira para evitar debacle mayor.

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Saprissa está en la final y juega mañana contra Herediano, equipo que después de empatar 0-0 en el Lito Pérez, se jugó un partidazo en la vuelta y derrotó 3-1 a Puntarenas, un rival que lo enfrentó taco a taco, lo puso en aprietos y lo obligó a darlo todo, lo que dio como consecuencia uno de los partidos más espectaculares de las semifinales.

Hernán Medford movió sus piezas con inteligencia, reaccionó rápido a la propuesta agresiva de su colega Alexánder Vargas y con solo 36 minutos de acción, “El Pelícano” varió su plan original del juego, al sacar a Keysher Fuller y meter a Kenneth Vargas, avivando aquella sentencia de que la mejor defensa es un buen ataque.

El partido siguió intenso, emotivo, de ida y vuelta, absolutamente nada que ver con el aburrido juego de ida entre estos rivales, que se fue en blanco en todos los sentidos.

Puntarenas no aflojó y Herediano demostró de nuevo ser el mejor, el líder, el invicto, el que tiene la final asegurada como ganador de la fase clasificatoria y ahora sigue el Saprissa.

Mañana La Cueva volverá a explotar; el saprissismo arde de emociones, el equipo juega un enorme torneo y ni qué decir del Team, que suma una temporada excepcional.

Hernán Medford, feliz lanzándose piropos y autoelogiándose, frente a Jeaustin Campos, más sobrio y maduro en su vocabulario.

gpandolfo@larepublica.net