Inversión, crecimiento del capital
| Viernes 26 septiembre, 2008
Inversión, crecimiento del capital
Cuando se habla de invertir, se trata de hacer algo más que ahorrar. Invertir es la forma para que los ahorros obtenidos puedan obtener un mejor rendimiento. No obstante, quien invierte debe tomar en cuenta que en toda operación hay un riesgo; es decir, puede ser que el capital que invirtió inicialmente sufra pérdidas. Los que no conocen o no están dispuestos a tener disminuciones de capital, aunque sea en forma temporal, no pueden convertirse en inversionistas. Pero el ahorro y la inversión van muy de la mano. A menos que haya heredado una fortuna o ganado la lotería, el inversionista necesita comenzar ahorrando para obtener los recursos que le permitan acudir al mercado de valores.
Cuidados al invertir
Al inicio, no se destinarán todos los recursos ahorrados para invertir. Lo más prudente es comenzar con una pequeña parte del dinero, y el resto mantenerlo en los productos tradicionales de ahorro en el banco. Lo que no parece lógico es que alguien invierta su dinero sin tener nada ahorrado. Por ejemplo, no se deben invertir los fondos obtenidos de un préstamo o del salario. En el primer caso, los intereses que obtendría serían menores que la tasa de interés que le cobra la entidad financiera que le otorgó el crédito. Incluso, si la inversión tuviera un interés mayor, el riesgo es tan alto que el inversionista podría perder parte de su capital y encima tener que asumir la deuda. En el segundo, se trata de dineros que deben utilizarse a muy corto plazo porque son de uso habitual en el hogar. Hacer una inversión para después solicitar los dineros antes de tiempo puede generar pérdidas por cobros de comisiones o bien porque no es el momento adecuado. Aunque lo que se apunta parece lo más lógico del mundo, muchas personas actúan de esta manera irracional. Por esta razón, el inversionista debe buscar una asesoría y, para ello, nada mejor que acudir a un asesor de inversiones o un corredor de bolsa para que le indique cuáles son las mejores opciones que existen y que le haga un análisis para determinar si puede convertirse o no en un inversionista.
Ventajas al invertir
Ya se comentó cuál es la principal ventaja: las ganancias pueden ser mayores a las esperadas en un ahorro tradicional. ¿Por qué? Quien invierte lo hace en activos cuyo precio es determinado por un mercado de valores organizado. Los rendimientos que se ofrecen y la posibilidad de que su precio aumente conforme pasa el tiempo provee al inversionista la ganancia de capital que busca. En el sistema tradicional, el ahorrante enfrenta una tasa predeterminada y ya sabe cuánto se le pagará al vencimiento de su certificado o cuánto se le entregará de intereses por mantener su dinero en la cuenta de ahorro. En una bolsa de valores, la rentabilidad no está garantizada, aun cuando el título que se adquiere ofrezca una tasa determinada, ya que su precio queda sujeto a la oferta y la demanda. Por ejemplo, un inversionista puede adquirir un bono del Estado. Este ofrece un rendimiento determinado, pero si por razones de oferta y demanda este título aumenta de precio, el inversionista podría venderlo y obtener una ganancia por la inversión inicial que realizó. Algo similar ocurre con una acción, una nota estructurada o cualquier otro instrumento que se ofrece en el mercado de valores.
Un mundo de diferencias
Aunque persiguen objetivos similares, que es disponer de recursos a futuro para un fin determinado, la velocidad y el riesgo para alcanzarlos son muy diferentes. A continuación se explica en qué consiste cada concepto.
Ahorro
El ahorro es el dinero que queda cuando a los ingresos se les quitan los gastos. Si ese dinero sobrante se guarda, es un ahorro. Con su ahorro, la persona está posponiendo un gasto presente para hacerlo a futuro. Por ejemplo, uno puede sacrificar gastos en algunos artículos superfluos para tener dinero suficiente para comprarse un vehículo o, bien, reunir el monto de la prima de una casa.
Inversión
La inversión es tomar parte de los recursos ahorrados para obtener una mayor rentabilidad, asumiendo a su vez un mayor riesgo. Es decir, el inversionista podría invertir hoy ¢1 millón y mañana tener ¢900 mil. Pero con el pasar del tiempo su rentabilidad podría ser mucho más atractiva y alcanzar sus objetivos más pronto que con un ahorro.
¿Sabe si es un ahorrante o un inversionista?
Para diferenciar una persona que simplemente ahorra o que le gusta invertir, es necesario hacerse las siguientes preguntas: -¿Le gustaría experimentar otros productos financieros, diferentes a los que generalmente ofrecen los bancos como los certificados o las cuentas de ahorro? -¿Comprende o está dispuesto a aprender sobre esas nuevas figuras de inversión? -¿Toleraría que su capital, en algún momento, sufra pérdidas? -¿Está consciente de que toda inversión es riesgosa? -¿Está dispuesto a buscar información y a asesorarse antes de hacer una inversión? Grafico 1 Ventajas de la inversión Este es uno de los gráficos más tradicionales que usan los expertos. Comparan la diferencia entre lo que generaría una inversión en bonos de gobierno (un rendimiento muy similar al ahorro) y lo que ganaría en inversiones en bolsa (en este caso en acciones de empresas). (ver gráfico)