El Estadio Nacional y lo que viene
El nuevo Estadio Nacional, más que para admirarlo, está ahí para que el deporte de Costa Rica dé un paso adelante
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 13 enero, 2011
Tras la entrega técnica que realizó el Gobierno chino a las autoridades nacionales del nuevo Estadio Nacional este lunes, a los ticos nos embarga un sentimiento doble.
Por un lado nos hinchamos de orgullo de ver ondear el pabellón nacional en esa moderna y bella infraestructura; por el otro, nos aqueja la inquietud de lo que vendrá ahora que el coloso de la Sabana ha pasado a manos ticas.
Tenemos que ser claros; lo que hicieron los chinos, lo hicieron bien, rápido y hermoso. Trabajaron con la eficiencia con la que desearíamos que se construyeran nuestras carreteras, edificios y puentes. Hasta ahí, todo perfecto. No obstante, ¿qué viene ahora?
Con el nombramiento que hizo la presidenta de la República, Laura Chinchilla, de una comisión asesora de la actual junta administradora del inmueble, y en la que está Fernando Naranjo, actual gerente general del Banco Nacional, ha tomado fuerza la idea de crear un fideicomiso que pueda servir como capital semilla que permita empezar a trabajar con holgura. Pierde, entonces, fuerza la idea inicial de crear una fundación que administrara el estadio.
Mientras llega la decisión de quién o de qué forma se administrará el Estadio, el Icoder cuenta con ¢800 millones que presupuestaron para cubrir los gastos que genere el coloso, tales como seguridad, mantenimiento y servicios públicos. En síntesis, en el aspecto de administración, pareciese que hay claridad para el arranque.
No obstante todo lo anterior, es fundamental que no olvidemos que el fin primordial de la creación de esta joya arquitectónica es el deporte. Una vez que vengan China, Argentina y Shakira, y que pase lo que debe ser una emotiva inauguración, la pregunta es: ¿tienen nuestras autoridades claro cómo poner esta obra al real servicio del deporte costarricense?
La instalación del Icoder y de las federaciones en oficinas dignas y modernas será, sin duda, un avance, pero no se les debe olvidar a nuestras autoridades deportivas que más allá de lo económico y administrativo debe haber, al frente de este estadio, una persona o grupo de personas conocedoras del deporte que planteen el uso más racional y eficiente posible que se le pueda dar en el plano deportivo. En otras palabras, cómo sacarle el jugo a este gran regalo de los chinos.