Dominio incesante y envolvente del Team

¡Estamos de acuerdo!

Herediano ocupa el primer lugar del Clausura y suma cinco victorias consecutivas.

Santos ocupa el último lugar y suma cuatro derrotas consecutivas.

Se enfrentaron la noche del miércoles.

Digamos que era una confrontación entre un equipo grande contra un equipo chico, a pesar de que Santos suma logros a nivel nacional e internacional.

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Analizando el partido, resultó similar al que jugó Herediano días antes contra Guanacasteca y que terminó con la bronca por el trabajo del árbitro David Gómez.

Y resultó similar al 90% de las confrontaciones en el campeonato cuando se miden los llamados grandes: Herediano, Saprissa y Alajuelense, frente a los llamados chicos, que lo que tienen pequeña es la mentalidad de sus respectivos directores técnicos, con escasas excepciones.

La filosofía del técnico del equipo pequeño es esta.

¡Si me abro, me golean!

Mejor pierdo el partido 2-1.

¡Qué mediocridad, qué tristeza!

Cito el ejemplo del Herediano por ser lo más reciente, pero son decenas los juegos de grandes con pequeños que el libreto es similar.

Herediano abre la cuenta con gol de Gerson Torres, pero Santos empata con anotación de Reimond Salas. Termina el primer tiempo 1-1.

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En la segunda parte, Santos se tira atrás y planifica un 5-4-1 para sostener el empate.

Starling Matarrita queda como el llanero solitario y lógicamente el Team, se le va encima a su presa con un dominio total y apabullante en busca del triunfo, tiros en los postes, tiros libres, tiros de esquina, atajadas espectaculares del portero Bryan Morales, una copia al carbón del segundo tiempo del Herediano frente a la ADG, que no terminó en paliza, por el partidazo que se jugó el portero Anthony Monreal.

¿Cuál es el temor del equipo chico de atacar y procurar el triunfo, en lugar de replegarse a sostener un empate y soportar una ofensiva incesante del rival, que casi inevitablemente logrará la anotación?

El dominio del Herediano en el segundo tiempo frente a la ADG y Santos fue arrollador, porque se los facilita un rival atrincherado en zona defensiva y sin ataque.

Y, cómo sucede habitualmente, después de que Elías Aguilar liquidó a Santos con un golazo, entonces sí, los guapileños se animaron al ataque y en el cierre, Jefferson Sánchez tuvo dos ocasiones de empatar.

Santos pudo atacar 45 minutos, pero decidió atacar solo en los últimos tres, cuando perdía el partido. Pésima costumbre del fútbol costarricense.

gpandolfo@larepublica.net