¿Declinará Estados Unidos en 2013?
Bloomberg | Viernes 28 diciembre, 2012
¿Declinará Estados Unidos en 2013?
“Un hombre modesto”, bromeó supuestamente Winston Churchill al referirse a Clement Attlee, su sucesor como primer ministro, “pero es verdad que tiene muchos motivos para serlo”. Lo mismo deberíamos decir sobre los economistas, particularmente sobre su capacidad para pronosticar algo de manera útil y oportuna.
Los que predicen una inminente declinación económica estadounidense no han sido, en general, la excepción. Esta vez, sin embargo, tal vez se hagan una idea clara.
Los argumentos dominantes acerca de cuándo terminaría la dominación estadounidense y qué país lo suplantaría, fueron absoluta y ferozmente errados durante medio siglo.
En los años 1950, se tomó en serio al líder soviético Nikita Khrushchev cuando dijo a los embajadores occidentales “Los sepultaremos”. Hoy, su país ya no existe. En los años ochenta, el número uno sería supuestamente Japón: en este momento, la cuestión es si la declinación precipitada de su población en actividad generará una crisis fiscal.
En varias oportunidades se consideró que los alemanes –o los europeos en líneas más generales- estaban a punto de desplazar a los Estados Unidos, como por ejemplo en vísperas de la crisis financiera global en 2008, cuando el euro pareció amenazar el rol del dólar como moneda de reserva más importante.
Actualmente, la economía de la eurozona parece estar realmente muy enferma.
Ser el mandamás económico no es fácil. Esto se debe a que cualquier candidato –China o cualquier otro- debe responder tres preguntas difíciles.
Primero, ¿Tienen derechos de propiedad protegidos para los individuos? ¿Quién confiaría sus fondos de reserva o sus ideas más innovadoras en un país donde, cuando la normalidad se pone difícil, el Estado se queda con todo?.
China tiene un gran superávit de cuenta corriente y montones de reservas en moneda extranjera. También tiene una tradición de 2.000 años de anteponer el Estado al individuo. Pensemos en todas las maneras en que esto le salió mal a la Unión Soviética.
Segundo, ¿el sistema financiero es viable en su forma actual? Japón tenía amplios antecedentes de transformación económica –y una burbuja cada vez más grande de activos-precios alimentada por la deuda cuando sus bancos enloquecieron a mediados de los años 1980. ¿Hasta dónde se puede confiar en que China, Brasil u otros mercados emergentes no tomarán el mismo camino?
Tercero, ¿la deuda –tanto pública como privada- se halla en un camino insostenible? La deuda mal manejada llevó a Europa hasta su bajón actual, tanto como endeudamiento público directo (piense en Grecia) como en la igualmente dolorosa forma de endeudamiento del sector privado que se vuelve incobrable, con consecuencias desagradables para el balance general del Estado.
Aun así, Estados Unidos tiene problemas económicos, sociales y políticos serios. Basta mirar la actual debacle fiscal.
Demócratas y republicanos se atacan todo el tiempo, luchando teóricamente, más bien a la manera de Holmes y Moriarty en las Cascadas de Reichenbach.
Si consiguen su acuerdo fiscal en las próximas semanas, ¿usted cree realmente que derivará en un sistema fiscal sensato, o que controlará a largo plazo el gasto en salud? ¿Vamos a invertir más en educación? ¿Realmente tendremos una discusión franca sobre el tipo de planes de seguridad social que queremos, y cómo los pagaremos?
Las reformas financieras Dodd-Frank contienen algunas medidas útiles pero en realidad contribuyen muy poco a modificar significativamente el equilibrio de poder entre los mega-bancos globales y el resto de nosotros.
La Reserva Federal parece estar yendo en la dirección correcta con respecto a la regulación pero avanza con demasiada lentitud en lo que se refiere a cambiar algo para el próximo ciclo.
Y Estados Unidos en este momento está ingresando probablemente en la fase más peligrosa de su prolongada rebelión fiscal, en la cual los republicanos insisten en mantener baja la recaudación federal mientras la población envejece, pero no proponen recortes específicos en los planes sociales, precisamente porque saben que Medicare y la Seguridad Social continúan siendo enormemente populares.
Bloomberg