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¿Cuál es la fuente de energía estrella del país por crecimiento? (I)

Roberto Dobles roberto.dobles@gmail.com | Martes 19 noviembre, 2019


Contrario a lo que mucha gente piensa, la fuente de energía que más rápido crecimiento tiene en el país no es una fuente nacional renovable de energía, sino que es el Gas Licuado de Petróleo (GLP), el cual es una fuente no renovable importada.

El GLP es un subproducto que se separa del petróleo crudo y del gas natural crudo durante su extracción del subsuelo y del petróleo durante su refinación. El principal productor y exportador de GLP del mundo es los Estados Unidos de América (EE.UU.).

De acuerdo con el Manual de Productos de RECOPE, “El GLP o LPG (por sus siglas en inglés) es una mezcla de hidrocarburos gaseosos”. Se indica también en este manual que “en Costa Rica se comercializa una mezcla de propano y butano, la cual contiene un máximo de 40% butano, según el Decreto COMEX-MINAE-MEIC No. 32921. El resultado promedio para el porcentaje de butano en el 2018 es de 24,2%” y que contiene “cantidades menores de etileno, propileno, butileno y pentano, entre otros”. El componente principal de esta mezcla de hidrocarburos es el propano, seguido por el butano.

A nivel mundial, la demanda de GLP es relativamente pequeña con respecto a la demanda total de derivados de petróleo. En el 2018, el consumo de GLP fue de 310 millones de toneladas, lo cual incluye los usos no energéticos del GLP, como su uso como materia prima para la industria petroquímica que representa una cantidad muy importante del consumo mundial de GLP.

El consumo mundial de todos los derivados de petróleo en el 2018 fue de 3.891 millones de toneladas, por lo que el GLP para usos energéticos y no energéticos representó el 7,9% del consumo mundial de derivados de petróleo.

A nivel nacional, la participación del GLP en el consumo de derivados de petróleo viene creciendo continuamente. Sólo para usos energéticos, el consumo creció un 3,8% en el 2018 con respecto al 2017 y su participación como fuente de energía en el consumo nacional de derivados de petróleo fue del 9,5%, la cual es mayor que su participación a nivel mundial (la cual incluye usos energéticos y no energéticos).

Para el período del 2018 al 2037, RECOPE prevé que la demanda de GLP aumentaría continuamente ya que crecería a una tasa promedio anual de 4,8%, lo que aumentará aún más su participación en el consumo nacional de derivados de petróleo y en la matriz energética nacional.

Este alto crecimiento continuo del consumo previsto de GLP acentuará aún más en el futuro la tendencia de desplazamiento y sustitución que ha venido ocurriendo de las fuentes nacionales renovables de energía (hidroelectricidad, viento, geotermia, biomasa, etc.) por el GLP importado en todos los sectores económicos y sociales del país (residencial, industria, comercio, servicios, construcción, etc.).

El desplazamiento y sustitución de las fuentes nacionales renovables de energía fue analizado en las dos columnas anteriores tituladas “Retórica y realidad (II)” y “¿Están cediendo terreno las energías renovables nacionales en favor del petróleo importado?”.

Para el período del 2018 al 2037, el crecimiento del consumo nacional de GLP importado proyectado por RECOPE es muy superior al crecimiento del consumo eléctrico proyectado por el ICE y al crecimiento del consumo de todos los derivados de petróleo (en los escenarios medios de ambas instituciones):


• ICE: la demanda de electricidad crecería a una tasa promedio anual del 1,9% entre el 2018 y el 2037.


• RECOPE: la demanda de todos los derivados de petróleo importados juntos crecería a una tasa de crecimiento promedio anual de 2,3% entre el 2018 y el 2037.


Estos datos oficiales del ICE y de RECOPE muestran claramente que no solamente las fuentes de energía renovables nacionales están creciendo a un ritmo mucho menor que los derivados de petróleo importados juntos, sino que el GLP estaría creciendo en el futuro a una tasa promedio anual del 4,8%, la cual es el doble con respecto al promedio de todos los derivados de petróleo en su conjunto (2,3% promedio anual) y a una tasa todavía mayor al crecimiento de la electricidad generada con fuentes renovables nacionales (1,9% promedio anual).

El mayor crecimiento de los derivados de petróleo importados, fortalecido por el fuerte crecimiento previsto del GLP, aumentará aún más la ya crítica dependencia petrolera del exterior, la cual fue del 64,5% en el 2018, la más alta en la historia del país.

Lo anterior también aumentará igualmente las emisiones al ambiente, incluyendo las emisiones de gases de efecto invernadero, lo cual pone al país en una trayectoria contraria a los compromisos adquiridos por el Gobierno de Costa Rica en el Acuerdo de París dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).

A nivel mundial, se estima que la demanda futura de GLP crecerá a una tasa promedio anual del 2,4%, la cual incluye el uso del GLP para fines no energéticos, particularmente para su uso como materia prima no energética en la industria petroquímica.

En Costa Rica, sólo para usos energéticos del GLP, la estimación de crecimiento anual es del 4,8%, lo cual representa el doble de crecimiento que la demanda mundial para usos energéticos y no energéticos juntos.

De esta manera, el GLP importado no solamente está desplazando las energías renovables nacionales en todos los sectores, sino que también su consumo para fines energéticos en el país está creciendo al doble de la demanda mundial de GLP para usos energéticos y no energéticos juntos.

El GLP importado ya se convirtió en el tercer combustible en ventas en el país, por debajo del Diésel y la Gasolina Súper y Plus. Inclusive desplazó al Jet Fuel, a pesar del boom turístico que ha venido teniendo el país.

Es muy negativo para el país que los derivados de petróleo importados, y el GLP en particular por altísimo crecimiento, crezcan a una tasa superior a la tasa de crecimiento de las energías renovables nacionales y del mundo.

Esta tendencia, basada en crecientes importaciones petroleras (que incluye el GLP), obligará también al país a pagar en el exterior toda la gran cantidad de impuestos que genera la extracción del subsuelo y el procesamiento sin ningún beneficio nacional y que mucha falta nos hacen aquí. En el 2018, el 98 % de las importaciones petroleras del país vinieron de los EE.UU.


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