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Crisis del 2 de agosto

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 27 julio, 2011



Crisis del 2 de agosto


De forma casi unánime los expertos financieros internacionales consideran que habrá una crisis mucho más fuerte que la experimentada en 2008 y 2009 si el Congreso de Estados Unidos no autoriza un incremento en el tamaño de la deuda nacional. Se han publicado muchos análisis económicos de esta crisis, sus causas y consecuencias, pero menos existe sobre sus raíces políticas.
El problema a fondo es que si los republicanos llegan a un acuerdo con Barack Obama y aumentan el monto de la deuda, es virtualmente garantizada la reelección del primer mandatario en 2012. Un acuerdo razonable lograría estabilizar la situación política; es probable que la economía continuara creciendo, la recuperación sería más robusta y se reduciría el desempleo un par de puntos más. Llegaría a una tasa de más o menos 7,5% que se percibe como lo más alto en que puede estar y también reelegir un primer mandatario. (Ver reelección de Ronald Reagan en 1984 como ejemplo). Pero más importante como problema político relacionado con la crisis; los republicanos no tienen a un candidato presidencial viable.
Para ganar las primarias presidenciales republicanas, el candidato tiene que hacerse aceptable a un perfil de votante que se ubica lejos de lo que es el “centro” de la esfera política nacional. Aparte de adoptar y promover una serie de normas culturales que se conocieron bien en la época del segundo George Bush, hay que aceptar y acuerpar un recorte masivo de ingresos y programas del estado, algo que le daba alergia al tejano que estuvo en el poder antes de Obama. Bush era ortodoxo en lo que eran las normas culturales de los republicanos, pero se caracterizó por gastar más, mientras que recortaba los ingresos del gobierno. Fue la antítesis de un keynesiano; realmente no era republicano en el sentido tradicional de la palabra.
Si se miran a los precandidatos republicanos, y por el momento Mitt Romney y Michele Bachmann son los líderes, ninguno de los dos tiene problemas con las normas culturales republicanos. Pero con el rol del estado en la economía y los gastos, el primero tiene dificultades porque introdujo un programa de seguridad médica para toda la población de Massachusetts cuando fue gobernador; la segunda tiene el desafío que realmente no tiene un intelecto mucho mejor que el de Sarah Palin. Quizás sería decir “menos malo” que el de Palin. Romney, un empresario de primera línea y hasta recientemente presidente de Bain and Company, no evidencia ningún calor humano cuando trata con el público. (Pensar en John Kerry). Bachmann sí revela mucho calor humano, pero después de todo, la presidencia es aspiracional en ese país, y ella no da la talla.
Hay otros precandidatos para este partido político estadounidense, pero ninguno tiene ninguna posibilidad de ser elegido. No registran de forma seria en las encuestas de la Gallup ninguno de estos. Entre otros está Newt Gingrich, un exlegislador, el empresario Herman Cain, y Rick Santorum, antiguo legislador. Se habla de la posibilidad de una candidatura de Rick Perry, gobernador actual de Texas, pero el tiempo pasa y no se ha declarado.
El mundo entero estará con los dedos cruzados en los días venideros, esperando una salida a la crisis. Si no hay acuerdo, es posible que un republicano le gane a Obama, pero heredará un país en las peores condiciones económicas vistas desde 1933.

Carlos Denton
cdenton@cidgallup.com

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