Logo La República

Miércoles, 11 de diciembre de 2024



COLUMNISTAS


Concesiones, amores que matan

Alvaro Madrigal cuyameltica@yahoo.com | Jueves 13 junio, 2013


¿Qué hacer para impedir estos asaltos al erario público? Ir a estrados judiciales en procura de la nulidad de la concesión a OAS y cambios a una legislación que demanda reformas de fondo que impidan el expolio


De cal y de arena

Concesiones, amores que matan

OAS le compra a Autopistas del Valle el contrato de concesión para “maquillar” y explotar la carretera San José-San Ramón. Pide por ese “peaje” $34 millones y pretende que el Estado se los reembolse, dado el evento de que con él convenga en dejar sin efecto el contrato al que llegó a figurar como parte sin haberse sometido a los procedimientos licitatorios de rigor, simplemente por la gracia de los agravios jurídicos y financieros que hace posible una legislación que está demandando a gritos reformas de fondo que impidan el expolio.
Ayer el asalto sobre los recursos públicos se dio con la concesión para gestionar la reconstrucción y administración del Aeropuerto Internacional Juan Santamaría: el negocio pasó de los bolsillos de ALTERRA a los de HASDC y por ese tránsito el país debe soportar un gravoso peaje: trabajos cuyo costo inicial rondaba los US$200 millones luego se brincaron la barda de los US$1.100 millones.
Viene la ruta San José-Caldera a acrecer la nómina de la desvergonzada gestión política y administrativa evidenciada en un tortuoso proceso que va del contratista original Cartellone, sustituido después por Lavalin, a Autopistas del Sol, hoy comensal privilegiado del banquete.
La prostituida legislación sobre concesiones es protagonista de un nuevo escándalo a propósito del contrato otorgado inicialmente a Autopistas del Valle y cedido más tarde a OAS, provisto de un cúmulo de abusivos privilegios y ventajas de una dimensión tal que ha provocado la ira popular y ha pegado al gobierno contra las cuerdas. ¿Qué hacer para impedir estos asaltos al erario público?
En lo inmediato ir a estrados judiciales en procura de la nulidad de la concesión a OAS por la lesividad que sus cláusulas causan al interés público y por los vicios que deslegitiman su subsistencia.
Con su pandémica ineptitud política —quién sabe si más bien a causa de compromisos inconfesos— el gobierno se hunde en una desgastante y estéril negociación creyendo que puede alcanzar un precio “barato” y sin entender que ninguna cuantía le será políticamente vendible ante la opinión pública. El proceso de lesividad y la persecución de la nulidad del contrato por sus vicios de fondo es, en cambio, la tarea impostergable que debería imponerse ya.
Y en el mediato plazo, las reformas a la legislación de concesiones para limitar su aplicación solo a obra nueva, para impedir el trasiego de los contratos de un concesionario a alguien ajeno al proceso concursal con perjudiciales resultados para el interés público, como lo demuestra la hoja de ruta acumulada por la Ley General de Concesión de Obra Pública, y para delimitar con refinada precisión los márgenes de cambios técnicos y financieros de la concesión.
Recuerde la maliciosa mudanza del peaje a Pozón de Orotina para “cazar” el tráfico por la vía 34, la generosa extensión a 25 años del contrato del Aeropuerto y el aventón de US$365 millones en la concesión San José-San Ramón.
Falta ver la luz en lo de la terminal de contenedores de Moín.
 

Álvaro Madrigal

NOTAS ANTERIORES


La palabra valor

Viernes 06 diciembre, 2024

Por muchos años, en las empresas, se le ha dado prioridad al valor económico que se genera y que es exigido por sus accionistas







© 2024 Republica Media Group todos los derechos reservados.