Carta al Presidente
| Miércoles 16 julio, 2014
Presidente, usted como académico sabe que Costa Rica, más que ingobernable, ha sido mal gobernada
Carta al Presidente
Presidente, esta es la segunda carta pública que le envío. La primera la escribí antes de que la Selección Nacional de Fútbol diera la lección de trabajo y determinación que acaba de darnos. Hoy estamos embelesados de felicidad por los logros del “equipo de todos”. Una vez más, alguien o algunos, nos dan ejemplo de que los costarricenses y Costa Rica somos capaces de grandes gestas.
Este es un momento de inflexión que nos debe servir de estímulo para repensarnos como sociedad. El discurso común es que este equipo nos ha demostrado que con “fe” se puede vencer la adversidad; que con “corazón, determinación y amor por la camiseta” se puede triunfar hasta en el grupo de la muerte.
Comparto estos sentimientos, sin embargo, me parece que no basta con la fe y el amor por la camiseta para alcanzar el triunfo en cualquier plano de la vida. A la par de la fe y el amor debe estar el “trabajo”. Estas condiciones se necesitan mutuamente. La fe y el amor sin trabajo no conducen a nada, resultan igualmente inútiles que el genio sin disciplina.
Es importante analizar cuáles ha sido las claves de este éxito. Los mismos seleccionados destacan, antes que nada, el liderazgo inspirador de su entrenador Jorge Luis Pinto; además, el trabajo, disciplina, determinación y la repetición,
cientos de veces, de la estrategia establecida y las tácticas para llevarla a cabo.
Presidente, la gran lección de la Selección es que el éxito es producto del esfuerzo y la convicción, del espíritu emprendedor y de mucho, pero mucho trabajo. Eso es lo que como sociedad debemos aprender de estos deportistas.
Por eso le escribo esta carta. Aproveche los vientos que están a su favor. Usted le ganó a un candidato que renunció a luchar y la Selección de Fútbol le regala un estado de optimismo nacional. Usted es un hombre con suerte, no la desperdicie en asuntos intrascendentes. Esta es una gran oportunidad para emprender las reformas que este país tanto requiere.
Venimos de una situación de incertidumbre y pesimismo nacional, provocada por el falaz discurso con el que se ha intentado hacernos creer que Costa Rica es ingobernable; que aquí no se pueden hacer obras y otro sinfín de justificaciones para disimular la vagabundería, la falta de convicción y ausencia de liderazgo para acometer con éxito la solución de los problemas que agobian al país.
Muchos en la política y la función pública renunciaron a jugar antes de que se diera el pitazo inicial. No lo haga usted. Costa Rica no merece más renuncias de aquellos que han sido llamados, como usted lo ha sido, a ejercer un liderazgo transformador.
Presidente, usted como académico sabe que Costa Rica, más que ingobernable, ha sido mal gobernada. Esta no es una sociedad que está en un caos sistemático ni un país en el que las instituciones han colapsado y los gobernantes han perdido legitimidad. Los problemas que tenemos son normales en el devenir de una sociedad y para liderar las soluciones están los gobernantes y los empleados públicos; usted el primero de ellos.
Presidente, inspírese en el pasado glorioso de Costa Rica y aproveche el momentum provocado por el éxito de la Selección Nacional para corregir lo que se ha venido haciendo mal y hacer las reformas que nuestro aparato político-institucional requiere. Cuatro años en el Gobierno es poco tiempo, las oportunidades escasas y las energías limitadas. Para bien de nuestro país, aproveche esta enorme bonanza política. Tenga en cuenta que la suerte no es eterna.
Alex Solís F.
Constitucionalista