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Apatía será el rival a vencer

Luis Fernando Cascante lcascante@larepublica.net | Viernes 04 abril, 2014


La renuncia de Johnny Araya, así como “el comportamiento errático” de Ottón Solís podrían aumentar el abstencionismo, prevé Juan Carlos Hidalgo, analista de políticas públicas en Latinoamérica del Instituto Cato. Marco Monge/La República


“Renuncia” de Johnny Araya enfrió campaña

Apatía será el rival a vencer

Pronóstico es de un abstencionismo cercano al 50%


Un abstencionismo que no bajaría del 50% es la proyección generalizada para las elecciones presidenciales del domingo.
Una segunda ronda marcada por la renuncia de Johnny Araya a continuar con su campaña, así como la inexistencia de debates y encuestas, impulsará la ausencia de electores.
La preocupación por un aumento significativo del ausentismo en las urnas motiva a Luis Guillermo Solís, candidato del PAC, a hacer un llamado para lograr un millón de votos.
Esta estrategia la ejecutó, luego de declarar en innumerables ocasiones que “lucha contra un fantasma”.
“Muchos de los que votaron por otros candidatos no ven razón para votar esta vez”, prevé Gustavo Araya, politólogo de la UCR.
En tanto, Liberación Nacional pide a sus simpatizantes que se acerquen a las urnas a votar, mediante sus perfiles en redes sociales, a pesar de la ausencia de su candidato.
Sin embargo, la renuncia de Araya a falta de más de un mes para la segunda ronda, generó un panorama inédito de cara a las elecciones del próximo domingo.
“En esta ocasión hay un candidato que se retiró y le bajó el perfil al proceso. Hay gente que ve el asunto decidido, y dentro del liberacionismo, hay quienes no votarán”, comentó Claudio Alpízar.
La renuncia de Araya es vista como una actitud mezquina y que provocó un daño terrible a la institucionalidad, lo que ha generado molestias de seguidores liberacionistas con la figura del candidato, analiza Juan Carlos Hidalgo, analista de políticas públicas en el Instituto Cato.
Esto, junto a la exposición mediática de Ottón Solís, diputado electo del PAC, la cual consideró errónea, podría elevar el abstencionismo hasta un 65%, según explicó Hidalgo.
Tradicionalmente, la ausencia en las urnas aumenta en las segundas vueltas, con respecto a la primera ronda, como sucedió en el único precedente que tiene el país, en 2002.
En esa ocasión, Abel Pacheco obtuvo la presidencia sobre Rolando Araya, con el 60% de los votos de las personas inscritas en el padrón, un 10% menos que la participación lograda en primera ronda.
Similar sucedió en Chile en los pasados comicios de segunda ronda, cuando Michelle Bachelet se impuso sobre Evelyn Matthei, con un abstencionismo del 59%.

Luis Fernando Cascante
lcascante@larepublica.net
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