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Vericuetos

Tomas Nassar tnassar@nassarabogados.com | Jueves 18 octubre, 2007


Vericuetos

Tomás Nassar

Escribir esta columna, en estos días, se me ha hecho difícil. Cuando me comenzaron estos vericuetos, la idea era evitar la habladera de paja, o sea, ni mentar el TLC. El dueño del periódico, me dijo: “… piense qué le gustaría leer a la gente”. No más TLC por favor, me dije a mí mismo. Pero no pude evitar la tentación. Sabrá Dios cuántos miles de rollos de papel se podrían fabricar con todas las hojas llenas de kilómetros de letras, palabras, frases, oraciones y novenas al Santísimo que se han escrito en estos cinco años sobre el dichoso tratado. Y todavía sigo yo con la misma cantaleta.
¿Qué hago ahora que ya pasó el TLC, de qué hablo, sobre qué escribo? Me dieron ganas de escribir un libro: “Sin TLC no hay Paraíso”. Podría ser un novelón, bastante más sugerente (o pornográfico) que esa serie colombiana que tiene a todos los hombres de este país, o al menos a los que ejercen, llegando temprano a la casa y bien sentaditos frente a la tele, no vaya a ser que nos perdamos alguna de las inocentes diablurillas de la pobre Catalinita, a la que francamente deberían perdonarle todo. ¡Cómo sufrió! Años de años pulseándola para tener una “teticas” respetables, como dice ella. Casi me atrevería a asegurar que padeció tanto como los que por cinco largos años, le pusieron bonito para tener un respetable TLC. ¿Cómo va a creer?
Por eso digo: ¿y ahora que ya tenemos TLC, qué hacemos? ¿Faltará mucho, pregunto, para que firmemos uno con Europa y podamos volver al mismo vacilón? Ojalá que no. Deberían apurarse estos chamacos del Comex a negociar con los europeos, para que no se nos apelote el cerebro (o la jupa) de estar esperando y esperando. ¿Se imaginan qué tuanis? Otra vez el vacilón. Que si los checos nos van a robar el ICE. Que si los tútiles van a quebrar la fábrica de fideos de allá por Santo Domingo. Que si los franchutes van a joder a los paperos de Cartago con sus “papitas a la francesa”. Que cómo le hacemos para mandarles cachos de madera a los suecos. Que si los alemanes nos dejan sin águilas, el ave nacional; a mucha honra… No me imagino los campos floridos de Heredia llenos de tulipanes. Y para equilibrar la balanza comercial, llenamos a los holandeses de mozote y cuanta mala hierba se nos ocurra. O todavía peor, les mandamos nuestros jugadores de fútbol. Eso sí sería cruel.
Este nuevo TLC promete ser un vacilón. Es que el de los gringos estuvo nice, pero los europeos tienen más caché, o sea, tienen alcurnia; ¿entienden? Nada de perros calientes o hamburguesas con queso, puritica sopa de cebolla y “chanpán” francés.
Hay que tener un poquito de paciencia para volver al vacilón: que si vienen los eurodiputados, que si vamos a hablar con Zapatero para que lo renegocie, que si se puede, que no se puede, que nos quitan las preferencias, que no las quitan, que si se van, que no se van, que qué hacemos si nos devuelven los indios que se llevó Colón, que qué tirada si no vuelven Julio Iglesias o David Bisbal, que si se van a llevar el mar territorial, la plataforma continental, el Cerro de la Muerte y el Parque Bolívar. N’hombre, tuanis es poco.
Ojalá no se les ocurra un TLC con China, ¿se imaginan el berrinche sindical si nos quitan el chop suey y el arroz cantonés?

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