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Signos de recuperación

Luis Alberto Muñoz redaccion@larepublica.net | Viernes 03 abril, 2009


Signos de recuperación

Luis Alberto Muñoz
lmunoz@larepublica.net

Aquellos seducidos por la belleza de la riqueza, que llevaron al mundo financiero al desfiladero gracias a sus mágicas recetas para predecir el riesgo, hoy esperan ansiosos signos de recuperación para entregarse de nuevo a la ambición.
Sin embargo, los indicios del rescate son malas noticias para otros.
Como una caída en el valor de las acciones de cadenas de comidas rápidas implica buenas noticias para la economía y la salud de la gente.
Los ajustados bolsillos han ayudado a que la comida basura se convierta en la opción deseable de quienes pagan esta crisis.
Otro signo sería la quiebra de la más grande de las empresas de vehículos de Detroit.
A pesar de ser un golpe psicológico para Estados Unidos, su bancarrota redefiniría a una amplia clase trabajadora acostumbrada a seguros médicos, beneficios y pensiones de privilegio.
En cierto modo, la enorme admiración con la que desde los países pobres se contempla a las naciones ricas puede estar más que nada relacionada con los innumerables artificios y medios que disponen para obtener esa holgura y placer que llamamos desarrollo.
Pero en tiempos de crisis todo cambia, desaparecen los placeres vanos, los sueños de grandeza y hasta los corpulentos deben ceder a los goces de la opulencia.
Los signos de recuperación vendrán con la frugalidad, aquella que tanto detestan los amantes de fruslerías pero que vuelve a la cordura al mundo y sus pretensiones materiales.
La confianza del consumidor no es más que la humilde seguridad y la verdadera tranquilidad en un sistema capital que lo defiende de la inseguridad, el temor y el infortunio financiero.
¿Estaremos cerca de esta recuperación?
Cuánta ingeniosa comodidad que vende hoy el mundo deberá transformarse al final de cuentas en un acercamiento a la idea personal de felicidad, sin que las voraces tasas de interés roben el sueño.
Por ello la recuperación sería el infortunio de psicólogos y cuanta cura contra el estrés, de quien tras la búsqueda de riqueza, se obsequió los más frívolos caprichos y con ello su desvelo, fatiga tras perseguir la riqueza y los honores.

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