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Reflexiones: Urge reducir el poder de los oligopolios en el país.

Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Miércoles 18 septiembre, 2019


De las cinco propuestas de reformas urgentes que he discutido en mis columnas anteriores, la primera de ellas, la de reducir de manera efectiva el excesivo abuso de poder de mercado de ciertas empresas oligopólicas, es seguro una de las que mayor “roncha” trae. Se trata de nuestro diseño regulatorio y particularmente, los problemas que el tamaño de mercado, la captura regulatoria y la corrupción, tienen en el manejo de precios, calidades y control estratégico de los mercados. Estos temas normalmente deberían ventilarse en el marco de una ley de defensa efectiva del consumidor y de protección del marco de competencia, pero lamentablemente, el país ha padecido de serias debilidades en este ámbito, provocando que un grupo pequeño de firmas y de empresarios se apoderen del excedente social y abusen de su control del mercado de cara a los consumidores.

Es imposible imaginarse un mercado de mayor control oligopólico que el mercado financiero costarricense. La falta de competencia es evidente y el control de mercado, en temas como tasas de interés, comisiones y calidad y profundidad de los servicios, se hace ver como restricciones reales al desarrollo social y económico del país. Las ganancias oligopólicas en los bancos públicos y privados son exageradas, tanto que permiten pagar el lobby político y claro, las grandes campañas de prensa e inclusive, permiten saltarse multas o reformas que nunca terminan por realizarse.

El segundo mercado en decadencia, es el mercado de los medicamentos y de los insumos agrícolas, que es hasta tres veces más caro que en contextos similares en la región. El control político de la industria de genéricos es evidente en las más altas autoridades de la salud, pero la escasa transparencia de los mecanismos de compras y la escasa regulación y supervisión del mercado han hecho evidente que el país requiere ajustes inmediatos. Lo peor de todo, estamos financiando a empresarios que abusan del poder en su mercado con lo más preciado, la salud de nuestra población.

Es imposible dejar de hablar de las telecomunicaciones. Desde la inutilidad de la SUTEL para ejecutar los proyectos de FONATEL, hasta la descarada colusión de las empresas en lo formal para evitar el avance tecnológico y mantener a Costa Rica en uno de las posiciones más rezagadas en acceso, precio y calidad de nuestras telecomunicaciones. Es indudable que la SUTEL está totalmente desmantelada y capturada por las empresas de servicio de telecomunicaciones y que a cuenta gotas, el consumidor recibe las migajas de la eficiencia y cambio tecnológico de la industria. Es urgente intervenir este mercado y corregir las fallas del mismo, el internet es el bien público más importante del siglo XXI y debería expandirse de manera casi gratuita a toda la población. Intervenir este mercado es urgente para evitar un rezago adicional de nuestra transformación país en el mundo de la industria 4.0.

Existen otros mercados que debe regularse bien, el arroz, el azúcar incluyendo el alcohol deben reflejar mejor sus costos y corregirse, los amplios márgenes de ganancia y los controles de los importadores sobre importantes segmentos de la cadena. Se debe modernizar y vender la Fábrica Nacional de Licores y favorecer un mecanismo más transparente de asignación de precios en el mercado del alcohol. Al lado de la posibilidad de incluir alcohol en el transporte, debe de replantearse el tema del mercado del gas, claramente controlado por empresas oligopólicas.

Debemos corregir los mercados de transporte para modernizar definitivamente el sistema de transporte público y garantizar la soberanía e interés del consumidor. La modernización de los sistemas de pago debe dejarse de ocurrencias, ningún país del mundo pone al Banco Central, cuyas funciones son otras, a cargo de un proyecto tecnológico de pago electrónico en transporte público. Mucho menos en un sistema que ya existe desde hace más de 20 años y se tienen plataformas probadas. Es una alcahuetería de la Junta Directiva del Banco Central, ya no basta con la inutilidad mostrada en el proyecto de firma electrónica, el más caro y absurdo existente en el planeta. El país debe parar estas ocurrencias y utilizar el sentido común. Modernizar los contratos de transporte público, liberalizar el margen de compra en las gasolineras para evitar los abusos en el sector, generar plataformas consolidadas de transporte de forma multimodal y por supuesto, ampliar el marco regulatorio para que las plataformas tecnológicas puedan operar de forma legal en el último tramo del servicio de taxis.

Ahora bien, todo lo anterior asume una responsabilidad histórica de cara a tener una economía más moderna, con costos razonables y con mercados sin abusos al consumidor. Todo lo anterior nos permitiría tener un país que costos más racionales, evitar perder competitividad en el turismo, tener más empleo y mejores bienes y servicios a disposición de nuestros ciudadanos. Ciertamente existen múltiples intereses en juego, desde los banqueros políticos hasta el financiamiento de las campañas en todo los niveles, buscando comprar las voluntades de nuestros padres y madres de la patria. Al final de cuentas, lo que necesitamos es democratizar más nuestro país para asegurar que el control social pueda detener a las fuerzas de poder de mercado de las empresas en estos y otros segmentos. Más y mejor democracia nos traerán, más y mejores mercados, más progreso, más crecimiento, más empleo y bienestar.


Dr. Leiner Vargas Alfaro

www.leinervargas.com



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