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Puerto Limón ¿otro "bien de difuntos"?

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 15 diciembre, 2010


Todos conocemos el dicho “bienes de difunto”. Cuando los sucesores de una persona que ha pasado a la gloria se reúnen para repartir sus bienes terrenales, es común que los traten con desdén, y sin prestar atención a su valor real. ¡De por sí, no les costó absolutamente nada adquirirlos!

Lamentablemente a través de los años una porción importante de lo que son los bienes del Estado se han tratado de la misma manera como si fueran de difunto; el caso de Puerto Limón, por donde entra aproximadamente el 70% de todo lo importado en el país, es un ejemplo importante. A la mayoría de los administradores de la Junta de Administración Portuaria de Desarrollo de la Vertiente Atlántica (Japdeva), y de los ministros responsables por este puerto, les ha interesado Limón hasta el punto de que ninguna de las partes interesadas identificadas por ellos levanta la voz en una queja. Japdeva ha servido como un buen lugar para nombrar partidarios del que ganó la más reciente elección, pero no para realizar una gestión de primera calidad.

Si se leen ciertos medios de comunicación nacionales, se podría llegar a la conclusión de que son los sindicalistas y sus directivos los responsables por la situación en este puerto; la verdad es que los que tienen la culpa de que este, por su profundidad y el tamaño de sus muelles no tenga la capacidad de recibir y atender barcos grandes, y ni hablar de los Post Panamax, no son Ronaldo Blear ni sus compañeros. Tampoco es culpa de estos que solo haya una grúa para descargar los barcos; hay otra, pero a esta regularmente le faltan piezas. Tampoco son responsables estos por el hecho de que el ferrocarril ya no llega a los muelles, que los alrededores del puerto están en malas condiciones, y que es allí donde tienen que esperar los transportistas para cargar o descargar.

Incluso no es culpa del sindicato el que hayan logrado sus miembros una serie de “conquistas” que no siempre van acordes con el manejo adecuado de las instalaciones; 11 días feriados que suscitan el cierre del puerto es el ejemplo más insólito. Como cualquier líder sindical diría, “nosotros llegamos a una negociación con el patrón y él aceptó esta demanda. Otras fueron denegadas”.

Ahora, como respuesta al descuido de todos los gobiernos desde 1963 donde no se ha mantenido adecuadamente al puerto, ni tampoco se ha invertido para que sea competitivo y eficiente en comparación con otras instalaciones de la región, donde la administración se ha llenado de “botellas” y la moral está permanentemente en el suelo, se anuncia que se va a construir una infraestructura nueva en Moín que será mucho mejor que la actual.

Confieso no saber si hay un estudio de factibilidad a fondo que demuestre que no es posible dragar el puerto para que tenga la capacidad de manejar barcos Post Panamax. No sé cuánto costaría mejorar los muelles y agregar nuevas grúas. Ni conozco lo que se necesitaría para convertir a los que laboran en Japdeva, incluyendo los sindicalistas, en trabajadores comprometidos.

Lo que sí mantengo, es que la situación deplorable en que se encuentra Puerto Limón fue creada por diez administraciones presidenciales (no incluyo a la actual porque aún no se sabe qué hará) que trataron a esta facilidad como “bien de difunto.”

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