Logo La República

Jueves, 5 de diciembre de 2024



COLUMNISTAS


Para justificar esta crisis van a escribir un imaginario social

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 13 noviembre, 2020


Sinceramente

A lo largo de la historia política de la humanidad los dirigentes que buscan un cambio o desean justificarse frente a un país siempre han escrito su propio imaginario social. En Costa Rica – con absoluta seguridad - ya está siendo escrito por quienes desean crear chivos expiatorios y grupos o personas a quienes echarles la culpa de todos los males sucedidos para que las mismas no recaigan en ellos.

Crear un imaginario social es crear una historia, una interpretación de lo vivido de manera interesada. En la construcción de los imaginarios sociales se agregan rasgos de verdad y a su vez hechos que den una semblanza de realidad. Un agregado que al final será la versión de quienes se justifican y que no será una comprobación con base en hechos sino interpretaciones. Muchas verdades a medias sumadas para ofrecer una gran mentira como justificación de la crisis vivida y de los dolores a los que el pueblo estará siendo sometido.

Comprenderán ustedes que los que han causado toda esta tragedia que vivimos no aceptarán haberla creado y construirán afanosamente su excusa. Construirán su imaginario social. En éste encontrarán e identificarán al malo, al perverso, al que es culpable, al que dañó a todos y sobre quien todas las culpas y los castigos sociales deberán caer. Así se habrá construido un chivo expiatorio y los responsables saldrán bien librados de consecuencias políticas y sociales, así como de aquellas personales cuyo peso no es de poca monta.

Durante la Revolución Francesa el imaginario social llegó a acusar a la Reina María Antonieta de cometer actos atroces, incluso de sostener relaciones incestuosas. En la Revolución Rusa los monarcas fueron acusados de todo lo malo y lo cruel que una persona pudiera cometer. Hoy son santos de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

Durante la Gran Peste de la Edad Media se culpó a los judíos de la misma, a los comerciantes de ser los responsables de transmitirla y claro a los ricos por ser dueños de las cosas.

En Alemania al llegarse a la derrota de la Primera Guerra Mundial las clases dirigentes de la derecha que dejaban de tener poder y serían señaladas desarrollaron el imaginario social en el que se culpaba a los judíos de haberse enriquecido con la guerra, de haber rehuido el servicio militar y de ser extranjeros en ese país del cual extraían todo su dinero. Fueron señalados culpables y el castigo social fue el holocausto.

Durante las actuales grandes crisis económicas en Venezuela se acusó y señaló a los comerciantes de ser los culpables de la mismas por subir precios y así desarrollar una guerra económica contra el pueblo. Las causas que eran el exceso de gasto público y la devaluación generada por el régimen era ocultada, culpando en el imaginario social a quienes podrían ser más fácilmente responsabilizados y odiados por el pueblo. ¡Exprópiese! Esa expresión resumía el castigo de los culpables en ese imaginario social. Es siempre más fácil odiar que entender complejos problemas y soluciones.

En Costa Rica ya se está escribiendo -con absoluta seguridad- el imaginario social en el cuál se culpa a todos los grupos adversarios de las políticas que nos han conducido a esta debacle. Claramente allí estarán las “grandes empresas que no pagan impuestos”, “los grandes defraudadores que dejan de pagar 3.800 millones de dólares al año” claro está no han sido identificados ni hay pruebas duras de ello. Hay ilusión tan solo de recaudar esas sumas. Nadie se pregunta por qué los responsables no cobran lo defraudado, por qué las autoridades no embargan los bienes de aquellos que está en el negocio de la defraudación. En realidad, es la construcción de un imaginario para encontrar el “chivo expiatorio” de quienes gastaron sin medida, otorgaron beneficios sin capacidad de pago, contrataron más gente de la que podían pagar. Pero ahora son otros los responsables del problema. Son los motores del desarrollo económico o sea los empresarios, los empleadores, los que pagan al año algo así como 4.5 millones de millones de impuestos quienes serán señalados. Siempre es más fácil echar culpas que pensar o entender o estudiar.

Las pruebas del gasto, de los empleos, de los desperdicios, de los incentivos fuera de nuestra realidad económica si están, pero otros que serán los chivos expiatorios explicarán la crisis. Así afirmarán que la crisis es culpa de políticos que se han robado todo y empresarios que son defraudadores y por eso son ricos. Así marcha el silogismo construido y que ya sale un día sí y otro también en redes sociales y medios. Odiar, aborrecer y hacer descansar las culpas en personas y grupos es el objetivo.

Los imaginarios son sencillos, son creíbles e incorporan verdades para formular mentiras y excusas y desviar la responsabilidad de lo que está sucediendo. En los grupos señalados se descargará la ira social. Sobre los grupos señalados se cobrará la venganza económica y política. Estos imaginarios ya están siendo afanosamente creados y los veremos aparecer muy pronto.

Un movimiento social viene detrás y busca cambiar la constitución y las leyes. Se culpará a la libertad de haber permitido el sufrimiento. Se señalará la propiedad privada como el fundamento de las diferencias sociales y el producto del robo y la defraudación. Se culpará a la iniciativa individual de haber prohijado esta catástrofe. Odiar siempre es más fácil que buscar entender complejos problemas.

Este imaginario social será una historia escrita por los culpables buscando responsabilizar a otros de sus yerros. Una historia sin pruebas, generalizando. Una colección de verdades a medias. La construcción de una excusa, de una gran falsedad.

NOTAS ANTERIORES


La contabilidad en el ambiente OCDE

Martes 03 diciembre, 2024

Hace unos días tuve el honor de ser invitado por el Colegio de Contadores Públicos como ponente sobre el tema de la contabilidad con respecto a las reglas OCDE







© 2024 Republica Media Group todos los derechos reservados.