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Números

Marcello Pignataro manogifra@gmail.com | Lunes 17 noviembre, 2008


Números

Marcello Pignataro

El Congreso de Estados Unidos cuenta con un total de 535 miembros, incluyendo el Senado. Estados Unidos tiene una población de 305 millones. Esto nos da un miembro del Congreso por cada 570 mil norteamericanos. Con esta relación en Costa Rica la Asamblea Legislativa debería tener solo siete diputados.
El Congreso de España cuenta con 350 miembros, para una población estimada de 40 millones. Un diputado por cada 114 mil españoles. En Costa Rica tendríamos 35 diputados.
Latinizándonos un poco: el Congreso de México tiene 628 miembros para 109 millones de habitantes. Un diputado por cada 173 mil mexicanos. En Costa Rica serían solamente 23 diputados.
Colombia cuenta con un Congreso de 268 miembros para una población de 45 millones. Un representante para cada 168 mil colombianos. Aquí serían 23 ó 24, dependiendo del redondeo.
En Costa Rica tenemos un diputado por cada 70 mil habitantes, en promedio, y no funciona. Invirtiendo las relaciones presentadas en párrafos anteriores, Estados Unidos tendría 4.357 diputados, España 571, México 1.557 y Colombia 643. Imagínense la clase de desastre que eso sería.
LA REPUBLICA nos informó, la semana pasada, que el periodo 2007-2008 ha sido el menos productivo desde 1990. Y eso lo estamos “logrando” con un grupo pequeño de diputados que no llegan a ponerse de acuerdo ni en la hora, a pesar de que hay un reloj bastante visible en el salón de sesiones.
Proyectos importantísimos como la nueva Ley de Tránsito esperan en alguna comisión a que San Juan baje el dedo, mientras se discuten otras leyes de menor impacto o importancia. Sumémosle, además, el entrabamiento posterior con la Sala Cuarta, la Contraloría, la Procuraduría, la Defensoría y hasta la enfermería.
En todas las Asambleas Legislativas se escucha a algún miembro de la oposición diciendo que es necesario cambiar y actualizar el Reglamento Legislativo, mientras los del partido gobernante indican que no es posible o, si dicen lo contrario, se hacen los “majes”. En la siguiente Asamblea Legislativa, invertir el orden de los personajes.
Es decir: siempre impera la necesidad de protagonismo personal o partidario, la posibilidad abierta de obstruir y las ganas de molestar (con “j”) por encima de las necesidades nacionales. El proyecto del TLC, todo un hito en la historia política nacional, duró dos años en ratificarse. ¿Habrase visto mayor muestra de incompetencia legislativa? Y todavía hay algunos que nos dicen que es necesario incrementar la cantidad de diputados. Si 57 no se ponen de acuerdo, ¿cómo lo harán 85, 97 ó 101? Lo que hay que hacer, más bien, es reducir a la mitad menos uno el número de diputados.
También en LA REPUBLICA de la semana pasada, y en otro par de medios de comunicación escrita, se comentaba la opción de convocar de urgencia una asamblea constituyente que actualice de una vez por todas esta maraña legal que nos tiene destinados al Tercer Mundo.
Sería bueno que, en lugar de estar convocando a referéndum para que el pueblo decida la factibilidad o no de que los homosexuales puedan estar unidos legalmente, o si los almendros que se cortan en Crucitas son o no suficientes, o si es necesario consultarles a los indígenas acerca de una ley del TLC, se convoque a uno para que los costarricenses decidamos la convocatoria o no de una constituyente que nos proporcione una Constitución del siglo XXI y acorde con los tiempos.
¿Dónde hay que firmar?

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