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COLUMNISTAS


¿Nos estamos preparando para poder acceder exitosamente a la nueva realidad que surgirá después de la crisis actual?

Roberto Dobles roberto.dobles@gmail.com | Lunes 27 abril, 2020


La severidad de los daños a la economía nacional provocados por la crisis sanitaria creada por el coronavirus va a depender de muchos factores, incluyendo su intensidad y su duración.

La solución a la crisis sanitaria es y debe seguir siendo la gran prioridad, y en Costa Rica esta lucha ha sido exitosa.

Pero hay que ir pensando paralelamente en la reconstrucción de la economía nacional que va a quedar muy maltrecha después de esta crisis.

Muchos países están sentando desde ya las nuevas bases para poder acceder exitosamente a la nueva realidad que surgirá después de la crisis actual.

Esta crisis tomó a Costa Rica en un momento en que ya tenía una economía muy deteriorada (muy bajo crecimiento económico que no satisfacía las necesidades básicas del país, altos y crecientes niveles de desempleo, subempleo, pobreza, déficit fiscal, endeudamiento público, altos y crecientes impuestos, altos costos de la energía, etc.).

Lo anterior a pesar de que antes de esta crisis existía una economía mundial muy buena, en particular en los principales países socios comerciales.

Se debe tener claro que el crecimiento económico es la base fundamental para generar bienestar social, ingresos fiscales y no fiscales, aumentar el empleo, reducir la pobreza, reducir el subempleo y el empleo informal, reducir las necesidades de endeudamiento para financiar el gasto corriente, entre muchas otras cosas.

Al inicio de esta crisis, los datos del Banco Central indicaban que en el 2019 la economía nacional creció apenas el 2,1% y que las expectativas de crecimiento para el 2020 eran de un 2,5%. Ambas cifras de crecimiento son totalmente insuficientes para satisfacer las crecientes necesidades económicas, fiscales y sociales del país.

El déficit fiscal era de un 7% de PIB (uno de los más elevados en la historia) y la deuda pública llegó en ese momento casi al 60%, ambos con una tendencia creciente, debido en gran medida al voluminoso y ascendente gasto público y al paupérrimo crecimiento económico.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), “Costa Rica registró una tasa de desempleo de 12.4% en el último trimestre del 2019”, “el 46.5% de la población en edad de trabajar estaba en condición de empleo informal”, “el 11% estaba en condición de subempleo, lo que significa que trabajan menos horas”. Los estudios del INEC también identificaron que “en el 2019 el 21,1% de los hogares vivía bajo la línea de pobreza”.

Las cifras anteriores, y otras relacionadas, que reflejan una severa crisis económica, fiscal y social, son el punto de partida para la profundización actual como consecuencia de la crisis sanitaria originada por el coronavirus.

Con la caída abrupta de la economía nacional, la situación económica, fiscal y social va a quedar aún más deteriorada y maltrecha que como estaba antes de la crisis a inicios del mes de enero.

La orientación actual para generar recursos para luchar contra el coronavirus ha sido básicamente buscar aumentar las cargas para la población (impuestos, creciente endeudamiento que habrá que pagar en el futuro junto con sus respectivos intereses, etc.), lo cual agravará aún más la futura situación económica y su recuperación.

No se han buscado otras fuentes adicionales de recursos para no poner todo el peso económico en la población y no agravar aún más de manera innecesaria la crisis económica.

Una de estas fuentes adicionales de recursos es la reducción significativa de los gastos del sector público, ajenos a los que se usan directamente en la lucha contra el coronavirus, para dedicar casualmente esos recursos a esta lucha.

Con respecto a este tema, la Contralora General de la República le ha indicado al Gobierno de forma clara y contundente que:


  • Se necesita “urgentemente identificar espacios de ahorro para atender la emergencia”.
  • “La situación económica del Estado ya era difícil y la pandemia a la que se enfrenta el país complica aún más la distribución de los recursos públicos”.
  • “Se debe partir de la premisa de que los recursos son muy limitados, aún más en momentos en que las autoridades deben atender un número creciente de pacientes de covid-19 y, a la vez, aliviar la afectación económica que la pandemia causa en miles de hogares y comercios”.
  • “En la situación de crisis sanitaria, social y económica en que nos encontramos, más que nunca hay una oportunidad para revisar, ajustar y reformar”.

Saldremos muy deteriorados económica y socialmente de la crisis actual y con muy escasos y limitados recursos para poder potenciar posteriormente la economía en un entorno mundial igualmente deteriorado.

Es casualmente por esta razón que se deben ir buscando desde ya nuevas opciones complementarias de desarrollo futuro para poder acceder exitosamente a la nueva realidad nacional y mundial que surgirá después de la crisis actual.

Pero no se ve públicamente que se esté forjando una estrategia y un plan para poder surgir y crecer exitosamente luego de la crisis.

El punto de partida post crisis sanitaria será una economía muchísimo más deteriorada que al inicio de la crisis y con mayor escases y mayores limitaciones de recursos que al inicio de la crisis en enero pasado.

Es evidente que con el deterioro grave que está teniendo la economía nacional a causa de la crisis de coronavirus (baja drástica del crecimiento económico y aumento rápido del déficit fiscal y del endeudamiento público, entre muchas otras cosas), el buscar regresar a los raquíticos niveles de crecimiento económico antes de la crisis haciendo más de lo mismo, y en un mundo bastante diferente, no va a proporcionar los niveles de bienestar social y económico que el país necesita.

Es más, es posible que no se consigan esos raquíticos niveles de crecimientos anteriores si se busca seguir haciendo más de lo mismo.

Se va a requerir de una estrategia y de un plan, que aún no se vislumbra, con prioridades y acciones acordes con ese nuevo entorno y con la nueva incertidumbre asociada, para poder prosperar en la nueva realidad que surgirá después de la crisis actual.

Con respecto a la nueva realidad que va a emerger, un artículo publicado por BBC Future titulado “How will coronavirus change the world?”, “lo que necesitamos es una mentalidad económica diferente”.

Con respecto a la incertidumbre inherente, el famoso científico francés Louis Pasteur señalaba que era importante tener siempre presente que “el azar sólo favorece a las mentes preparadas”.

Y ante la grave situación económica, social y fiscal y la enorme carencia de recursos con que el país va a quedar, no podemos pretender que vamos a salir adelante haciendo únicamente más de lo mismo en la nueva realidad.

Ya sabemos que aún en un entorno mundial muy favorable, las actividades existentes antes de la crisis no podían asegurar por sí solas el nivel de crecimiento económico que el país requiere. Mucho menos en la nueva realidad que va a emerger.

Por lo tanto, se va a requerir, de manera adicional, el desarrollo de nuevas actividades complementarias donde el país tenga o pueda lograr ventajas competitivas.

Toda esta situación genera oportunidades que, si son aprovechadas inteligentemente, fortalecerán el desarrollo económico y social de manera más integral y diversificada y le permitirán al país adaptarse exitosamente a los nuevos requerimientos y necesidades de la nueva realidad post crisis del coronavirus.

Entre estas actividades complementarias a las actuales y a otras nuevas se encuentran las siguientes:

  • Desarrollar sosteniblemente la gran riqueza marina que existe en el país con las tecnologías más avanzadas, la cual se encuentra particularmente en el Océano Pacífico.
  • Desarrollar sosteniblemente y con las tecnologías más avanzadas la enorme riqueza potencial que el país tiene en el subsuelo (energética y mineral).

Esta riqueza nacional es también generadora de grandes cantidades de recursos fiscales y no fiscales y potenciaría fuertemente el crecimiento económico y la prosperidad social.

Dentro de esta enorme riqueza nacional se encuentra el gas natural como riqueza energética, económica y fiscal. Los estudios demuestran que el costo del gas natural es varias veces menor que el costo del petróleo y que se va a convertir en la primera fuente de energía del mundo, desplazando al petróleo de ese primer lugar.

Las exploraciones y los estudios realizados en el pasado señalan que el país tiene un importante potencial de gas natural.

El Colegio de Geólogos ha señalado igualmente de manera contundente que “Sí hay gas natural en Costa Rica” y que está “demostrado que nuestro país tiene un considerable potencial para explotar petróleo y gas natural”, lo cual es totalmente concordante con los estudios realizados por expertos internacionales y con los resultados de las exploraciones realizadas en el pasado.

Esta gran riqueza que el país tiene representa un gran potencial energético exportable.

El eventual desarrollo sostenible de esta enorme riqueza nacional, preferentemente bajo las formas como lo hacen países como Noruega, generaría grandes cantidades de recursos fiscales y no fiscales que impulsarían la economía nacional hacia nuevos niveles de prosperidad, como ha ocurrido en Noruega.

  • Reducir significativamente los costos de la energía.
  • Reformar el sector público, el cual no solamente representaba una enorme carga y un enorme obstáculo para el desarrollo en el entorno anterior, sino que su peso va a ser una mayor carga y un mayor obstáculo para el desarrollo económico y social en la nueva realidad futura.
  • Fortalecer la investigación y desarrollo (I y D). Esta actividad no se la debemos dejar tampoco únicamente para las universidades. Se debe buscar que sea financiada por el sistema financiero, utilizando garantías innovadoras como son las garantías tecnológicas, compartiendo el riesgo, como se hace en muchos países del mundo.

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