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Movilidad insostenible, una cuenta en rojo​

Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Martes 06 diciembre, 2016


El tema de la movilidad y la necesidad de pensar y actuar colectivamente al respecto, debe de ser una prioridad

Reflexiones


Movilidad insostenible, una cuenta en rojo

Algunas veces los seres humanos nos comportamos irracionalmente aunque pareciera que tomamos decisiones racionales. El tema no es sencillo y se trata de una compleja gama de servicios, vinculados a un modelo de infraestructura para la movilidad, diseñado para una sociedad mucho menos concentrada en la vida en ciudad y menos densamente poblada en lo urbano. Dicho de otra forma, nuestro modelo de movilidad urbana es insostenible, no solo porque son inmanejables sus efectos negativos, productos de la congestión vehicular y la contaminación, sino porque además, se sustenta en un enfoque de optimización local de la infraestructura y no en una visión sistémica de la movilidad de las personas en sus entornos.
Se ha preguntado: ¿Cuanto tiempo gastó usted este 2016 en presas, parqueos y elementos relacionados con su movilidad en la capital del país y su alrededor metropolitano? Empero, si sumamos a los costos directos de combustible, mantenimiento del automóvil, pagos de derechos reglamentarios e impuestos y los costos de parqueos, los costos indirectos, asociados con contaminación por gases, tiempo perdido en colas y presas, así como, los efectos de deterioro de su salud física y emocional producto del disgusto que genera manejar cada día en absoluto estrés. Si le dijera que eso reduce en al menos un 10% su tiempo útil de trabajo a la semana y que seguramente, tendría por lo menos un mes efectivo de tiempo perdido en este 2016, me creería. ¿Si le digo que usted, si ese que va manejando al frente y todos los que están a su alrededor cada mañana, podrían tener dos meses completos de vacaciones al año, si se redujeran sustantivamente la congestión y el problema de movilidad del país, me creería? Además, como si fuese poco ya el efecto para un conductor o una familia en un auto pequeño, hemos puesto limitaciones a la prioridad del transporte público, por lo que al lado suyo, hacinados en un autobús, van 60 trabajadores, estudiantes o niños, a sus lugares de estudio y trabajo.
Se nos ha prometido una solución individualizada que no es acorde con lo establecido. Se compra un carro, dos o tres por familia; para atender las necesidades individuales de cada uno por separado. A eso se le suman impuestos al ruedo, marchamo, todo tipo de tasas y referencias para instituciones involucradas e inclusive, ahora al no circular, se escucha la genial idea de pagar un impuesto por congestión, es decir, pagar por entrar a las zonas centrales de la ciudad. ¿Pero sabía usted, que su auto lo utiliza menos del 5% del tiempo disponible o en posibilidad de usarlo? ¿Tiene usted consciencia de que gastó en una inversión que se deprecia en un 15% por año o más, para usarla solamente un 5% del tiempo, pagar por parquear o rentar un lugar para hacerlo, por el resto del día? En el peor de los casos, pagarle al guachimán la propina del día. Haga sus números y pregunte, ¿cuanto le cuesta a usted como individuo esa inversión en el automóvil? ¿Es dicha inversión rentable para usted y su familia? Será que somos irracionales, al querer resolver nuestras necesidades de movilidad, con una decisión individual y no pensar, en una solución colectiva.
Pero si aún no lo percibe, déjeme contarle que se mueren tantos o más costarricenses en accidentes de tránsito que los que se mueren por algunos tipos de cáncer. Tenemos además, un riesgo asociado a la accidentabilidad que nos ocasiona importantes gastos efectivos o riesgos no cubiertos y cada día, mucho dolor a las familias costarricenses. Cualesquiera de los dos tiene un efecto muy significativo en el presupuesto familiar de cada año. Será como dicen ahora los chicos aquí en Europa, donde me ha tocado permanecer este 2016, es más “cool” andar en bici, o en autobús y gastar mi tiempo con más flexibilidad, organizar mi vida sin pensar dónde dejo o dejaré mi carro, vivir sin una deuda innecesaria y acostumbrarme, a compartir en un sistema de transporte colectivo.
No importa si andas en un carro de lujo o en una carcacha, la carretera es hoy el lugar común donde se encuentra la familia costarricense. Seguramente, tenemos mucho por resolver en el país, pero el tema de la movilidad y la necesidad de pensar y actuar colectivamente al respecto, debe de ser una prioridad. No se trata simplemente de más carreteras, se debe pensar en el sistema integrado de transporte. No se trata solo del tren o de las líneas intersectoriales, se debe planificar inteligentemente la ciudad y organizar la gestión de la movilidad de forma que podamos vivir más y sobre todo, ser más felices y productivos. Se dice fácil, pero sin hacer esa tarea, usted y yo seguiremos, con una cuenta en rojo, pagando por decisiones individualizadas, caras e insostenibles.

Dr. Leiner Vargas Alfaro

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