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Mentiras piadosas y más impuestos

Luis Alberto Muñoz redaccion@larepublica.net | Viernes 04 noviembre, 2011



Mentiras piadosas y más impuestos


No sorprende que la presidenta Laura Chinchilla, un tanto resfriada con la prensa, conceda ahora entrevistas a cuentagotas y de duración reducida. Su agenda debe estar limitadísima, más en estos días de pactos sacados de la manga y convulsiones en el alborotado Congreso, donde salta la moral de diputados, incluso de su propio partido, así como las tretas que con una mano pretenden obstaculizar la reducción simbólica del presupuesto nacional, mientras con la otra se busca atornillar con más impuestos al pueblo.
Tributos cuya porción antojadiza salda tiquetes aéreos en primera clase y que a final de cuentas terminan en una mayor burocracia que no parece estar en crisis de recursos, mucho menos interesada en empujar la carreta fuera del barrial, lodo acumulado por aumentos de más o menos un 20% de la planilla estatal.
Por eso tampoco sorprende, en la arena política, en especial para aquellos que creen en tal cosa como las “mentiras piadosas”, esa artimaña, parte del arsenal demagógico, de un lenguaje barato o mejor dicho una “licencia poética” con la que se permite engañar al electorado, sobre todo durante las campañas presidenciales.
Pero de qué valen las palabras si se las llevan tan fácilmente el viento y los años. Por eso ya es de mofa pública, que las famosas promesas de los políticos durante las elecciones no llegan a nada y por ello se devalúa entre los ciudadanos el respeto hacia el concepto de democracia, más indignados.
Para los ciudadanos, el apoyo a este sistema cayó de un 72% a un 65% este año en el reciente estudio de Latinobarómetro.
En ocasión al menos de un debate televisivo, la entonces candidata, Laura Chinchilla dijo públicamente que si obtenía la presidencia no aprobaría un paquete de impuestos.
Lo anterior merece una explicación, más si se considera que otros candidatos, Luis Fishman y Ottón Solís, este último hoy compañero de Laura en las andanzas pro más impuestos, sí reconocieron en esos tiempos la necesidad de un nuevo plan fiscal.
Siendo vicepresidenta en la anterior administración, ¿se podría decir que doña Laura no conocía la situación fiscal en la que estaba el país? o, ¿en qué estaba?
Pero lo que más llama la atención, es que con sus actuales vicepresidentes, entre ellos uno versado en la economía, no esboce postura y deje que el actual gobierno proceda tal cual según el panfleto del PAC-to en esa materia.
Al final, como ciudadanos estamos a merced de las ocurrencias de los gobernantes, por eso el sistema y los políticos pierden credibilidad.
No sorprende que doña Laura quiera limitar su tiempo con la prensa, en especial con esta, que no ha sido mezquina en reconocer sus virtudes, pero también sus yerros.

Luis Alberto Muñoz

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