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Las promesas de la nueva campaña

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 05 mayo, 2010




Algunos presidentes han descubierto que las campañas después de ser juramentados son más intensas que las electorales. Igual que en una campaña electoral, una administración tiene que tener un plan de información

Las promesas de la nueva campaña

Los elegidos por el pueblo para gobernar descubren, a veces con sorpresa, que después de asumir el poder la campaña política continúa. Es cierto que ya no hay que buscar votos, pero hay que seguir con las visitas, los programas de información, las reuniones estratégicas y las solicitudes de apoyo. Algunos presidentes han descubierto que las campañas después de ser juramentados son más intensas que las electorales.
La campaña de la administración que se inicia el 8 de mayo ya ha comenzado. Algunos de los ministros de Laura Chinchilla han aceptado realizar entrevistas; han anunciado sus planes de gobierno. Sin duda alguna, o así espero, primero coordinaron con la presidenta electa para recibir su aprobación antes de hacer público lo que pensaban efectuar como parte de su gestión. No habría nada peor antes de comenzar que entrar públicamente en contradicciones con los planes de la misma futura primera mandataria.
Algunos dirían que es mejor anunciar logros (hechos concretos) que expectativas, pero los egos son grandes y cuando llaman los medios y piden una entrevista exclusiva, es difícil para muchos resistir la tentación.
Igual que en una campaña electoral, una administración tiene que tener un plan de información. Se dice que la prensa nacional en su conjunto es como una “bestia de gran apetito.” Los presidentes y sus ministros deben alimentarla todos los días porque si no lo hacen “come lo que le da la gana.” Seguramente la futura presidenta se ha reunido con sus futuros ministros para establecer mecanismos de coordinación para “dar de comer a la bestia.” Por supuesto que la prensa no va a aceptar todo lo que le viene del gobierno y hará sus propias averiguaciones como siempre.
Conocí un presidente (no costarricense) que tenía reglas para su relación con los medios. Por ejemplo él era el que hacía públicas todas las noticias positivas y lo ideal era que fueran divulgadas los lunes. Así se esperaba ocupar los primeros dos o tres días de la semana con información favorable a su administración. Si había una noticia negativa, esta lo daba uno de los ministros, y ojalá un viernes. Así se perdía el fin de semana y amaneciendo el lunes ya era noticia “vieja.”
Muchos políticos que no están en el poder critican la publicidad pagada de los gobiernos. La realidad es que para un gobierno pudiera ser la única manera de dar a conocer algún logro o acontecer positivo, si los medios lo ignoran.
La presidenta y los miembros de su gabinete tienen que darse a ver, viajando por el país, escuchando, hablando y tratando de entender lo que está pasando en la vida de los gobernados. Muchos presidentes encuentran que hacen más giras que cuando hacían campaña electoral.
Sí hay una diferencia importante entre una campaña para llegar a la presidencia y una cuando uno la ocupa. Durante el esfuerzo electoral, más exposición del candidato en los medios, mejor le va. A veces es mejor que se racione la presencia de un presidente en los medios. El pueblo se cansa de una primera mandataria que hace muchas cadenas de televisión y que constantemente está en la prensa.
Los primeros 100 días de la campaña de una presidencia, 8 de mayo a 7 de agosto, son los más importantes porque dan la tónica.

Carlos Denton
cdenton@cidgallup.com

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