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Las dos caras de Maradona

Marilyn Batista Márquez mbatista@batistacom.com | Viernes 04 diciembre, 2020


Diego Armando Maradona, el destacado delantero y mediocampista ofensivo de los equipos Argentinos Juniors, Boca Juniors, F. C. Barcelona, S. S. C. Napoli, Sevilla F. C.,

y Newell's Old Boys, que ha sido considerado por algunos medios especializados en deportes como el “Mejor jugador en la historia de la Copa Mundial” tiene dos caras, muy similares a la del personaje Dr. Jekyll / Mr. Hyde.

La primera cara –el deportista– corresponde al carismático jugador seleccionado como el “Mejor futbolista del siglo XX” en la votación popular de los premios al Jugador del Siglo de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA). Él logró romper diferentes récord en su tierra y en el extranjero, entre los que se encuentran ser el máximo goleador (cinco veces consecutivas) del campeonato en Argentinos Juniors, el primer futbolista en lograr el récord en dos ocasiones de ser el traspaso más caro del mundo y el máximo goleador histórico en un equipo de fútbol.

Entre los premios que recibió se encuentran: Olimpia de Oro, Balón de Oro honorífico, Botín de Oro, Mejor Futbolista de Sudamérica del año elegido por la FIFA, Pluma de Oro, Mejor Deportista de Europa, Mejor Futbolista Argentino de todos los tiempos, Balón de Oro al Mejor Jugador de todos los tiempos y Olimpia de Platino al Mejor Deportista del Siglo.

La segunda cara –el hombre– nos muestra a un Maradona maléfico, capaz de cometer cualquier atrocidad, como el señor Hyde, del escritor Robert Louis Stevenson.

Fue un reiterado agresor de mujeres, que nunca demostró ni una pizca de arrepentimiento, lo cual quedó llanamente demostrado en su frase “No soy un pegador, pero era para arrancarle la cabeza a Rocío Oliva”, cuando la opinión pública en Argentina reprochó y cuestionó la agresión física contra su compañera, quien filmó el video del momento en que “Mr. Hyde” –borracho y/o drogado– arremetió contra ella.

En una demanda interpuesta en el juzgado en el 2018, su ex esposa Claudia Villafañe, lo denunció argumentando “…debería decir que he sido y sigo siendo víctima de una de las peores formas de violencia de género que existen. Una forma de violencia de género psicológica, emocional, destructiva, que tiene su peor costado en la repetición, en la sistematización, en la manera encarnizada en que todos los días y a toda hora Diego se encarga de ejercer sobre mí sin piedad, canalizando su ira”.

Ha sido denunciado por pedofilia, por mantener presuntamente relaciones sexuales con menores de edad, además de haber recibido diferentes demandas de paternidad por la negativa a realizarse el ADN y rechazar reconocer a supuestos hijos.

Los episodios de ira y locura también son parte de la otra cara de Maradona, con despotricadas verbales en público, golpes a periodistas y bajada de pantalón para mostrar las nalgas, filmadas para el disfrute de los que lo llaman “Dios”.

Su misoginia quedó abiertamente demostrada en una entrevista cuando dijo: "Si tú quieres hacer una nota con tu mujer me parece bien, pero que tu mujer empiece a hablar de fútbol, de tácticas, de que tenía que jugar este o el otro... ¡no güey, no hermano! Y lo digo con todo el respeto que me merecen las mujeres y los jugadores, pero si no hablás vos no habla nadie…" ¡upps!

El jugador. que fue Embajador de UNICEF en 1985, Ciudadano Ilustre de Buenos Aires en 1986 y que en el 2005 recibió el Premio Domingo Faustino Sarmiento otorgado por el Senado de la Nación Argentina, realmente tiene dos caras, dos identidades con características opuestas entre sí. ¿Cuál debemos elegir para recordarlo? ¿Debemos asumir la actitud de la futbolista española Paula Dapena, que se negó a guardar el minuto de silencio en su memoria y se sentó de espaldas como protesta a un hombre considerado maltratador, tal y como argumentó? o por el contrario, ¿apoyaríamos el decretó de duelo nacional de tres días tras la muerte de la leyenda del fútbol argentino?

En lo personal trataría de recordar a los dos, como lo hizo el grupo denominado Les Subfluviales en Argentina, que "resignificó al ídolo" Carlos Monzón, el máximo representante del boxeo argentino, que alcanzó el título de campeón mundial de la categoría mediano y asesinó a su esposa (fue condenado a 11 años de prisión). Ellas en el simbólico monumento del ex boxeador que está ubicado en la costanera de Santa Fe colocaron una placa que lee “Carlos Monzón, campeón mundial y femicida”.




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