La economía en el futuro Gobierno (parte I)
Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Martes 11 marzo, 2014

Por general, una vez llegado al umbral de la desconfianza, volver a generar credibilidad de los actores promedio es mucho más costoso e impredecible
Reflexiones
La economía en el futuro Gobierno (parte I)
Como en todo nuevo Gobierno existe un escenario de incertidumbre que se apodera de los principales motores de la generación de expectativas económicas.
Los empresarios, que tienen decisiones de inversión previstas y que pueden o no decidir por ellas; los consumidores, que pueden decidir aumentar o disminuir su tasa de consumo presente o apostar conservadoramente por no hacerlo; los analistas de la deuda, que miden la credibilidad de las medidas anunciadas en la campaña y que evalúan si son o no creíbles en el marco de las condiciones internacionales que enfrentará el país.
Todo lo anterior se presenta en un entorno bimonetario, donde existe la libertad plena de intercambiar tu riqueza financiera entre el colón y las otras monedas de circulación internacional (esencialmente el dólar).
Cuando en promedio, ese agente económico no tiene un escenario claro o por razones de credibilidad de las acciones propuestas a tomar, se reconocen debilidades sustantivas; la decisión se torna esencialmente conservadora y se intenta proteger o refugiar dónde le es menos costoso permanecer.
Es entonces que se decide no invertir o postergar la inversión, sacar capitales del país o no continuar trayendo, cambiarse de activo financiero (colones a dólares u otras monedas), disminuir el consumo presente (dejar la compra de casa, auto o activos sustantivos) esperando mejores momentos, cambiar la calificación de la deuda positiva o negativamente.
Las expectativas son un ecosistema de visiones de actores clave que pueden ayudar o perjudicar al país en sus objetivos de estabilidad, crecimiento y desarrollo.
Si bien la explicación del tema se sustenta en el sentido común, resolver el acertijo de cambiar de un lado al otro de los comportamientos en el agente promedio, requiere de mucho tacto en el Estado, mucha cautela en los mensajes, un equipo económico coordinado y claro.
Por general, una vez llegado al umbral de la desconfianza, volver a generar credibilidad de los actores promedio es mucho más costoso e impredecible.
Todo nuevo gobierno requiere tiempo para ajustarse y aprender, pero cuando la situación de vulnerabilidad económica es muy fuerte la realidad económica no permite esperar los tiempos deseables en lo político.
Las decisiones y los mensajes en cada área, la producción, lo fiscal, lo comercial, lo monetario y lo cambiario; requieren entonces de estrecha coordinación.
No se trata entonces de si es o no culpable una u otra agrupación política de las consecuencias de los escenarios en que operan las expectativas promedio, mucho menos el gobierno saliente, que tiene poco margen de acción sobre ellas.
Se trata de verificar si existen correcciones o cambios necesarios de hacer en los mensajes, de tal manera que efectivamente se vuelva creíble, el equipo, las políticas propuestas y sobre todo, los resultados esperados de las mismas.
Leiner Vargas Alfaro
www.leinervargas.com
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